Crónica de una salida ornitológica a Araós – Bonaigua

El pasado mes de junio varios miembros del Grupo Local SEO Barcelona realizaron una salida ornitológica a la zona de Araós – Bonaigua. Este viaje repetía con alguna variación de recorrido un itinerario realizado el año anterior. El siguiente artículo intenta presentar un resumen de la visita y algunas observaciones sobre los distintos enclaves y su riqueza ornitológica.

Día 14 de junio

Al mediodía llegamos al albergue de Arestui; un pueblecito aislado en medio de un valle muy tranquilo y con buenas vistas. Se halla más arriba de Llavorsí, en el los Pirineos de Lleida. Tras saludar, descargar el equipaje y comer tranquilamente, los responsables del albergue nos cuentan que suelen ver urogallos en las laderas altas del bosque de ese valle. Así que, ni cortos ni perezosos, nos dirigimos hacia allí para reconocer el recorrido incluso con una cierta esperanza de poderlo ver. La pista no es apta para turismos de suelo bajo. Afortunadamente, nuestro vehículo si podía transitar al ser suficientemente alto. La ruta nos deparó pocas aves (era media tarde): mirlo común, arrendajo eurosiberiano, zorzal charlo, collalba gris y alcaudón dorsirrojo. El área alberga una buena población de gamos y no tardamos en ver algunos, sobre todo en los pastos, ya arriba, casi fuera del bosque. Pero, del urogallo, ni rastro.

Mosquitero papialbo (Bosc de Viros) (Salva Sole 16-6-2014)
Mosquitero papialbo en Bosc de Viros (foto: Salva Sole, 16-6-2014)

Como, entre otras virtudes, somos testarudos (y alguno hasta optimista), decidimos madrugar mañana todo lo posible para recorrer las pistas a primera hora y tentar de nuevo a la suerte. De bajada nos asomamos al bello mirador de la ermita de Sant Jaume.

Día 15 de junio

Según lo convenido, salimos justo al amanecer con destino a la zona que nos habían indicado, por la misma ruta del día anterior (insistimos, no apta para turismos bajos) y al cabo de cuarenta minutos de paciente avance a 20 kmts. por hora, saliendo de una curva…

Macho de urogallo común (15-6-2014)
Macho de urogallo común (15-6-2014)

Voilà!!!! urogallo común, un macho a menos de 100 metros. Sonrisas de oreja a oreja, caras de felicidad… Lástima que el ave se escabulló y la visión duró poco, pero duró lo suficiente para obtener una instantánea lejana que inmortalizara el momento. De regreso al albergue, avistamos más arrendajos y una bella liebre que se dejó fotografiar.

Nuestra siguiente ruta programada era el Port de la Bonaigua. Durante el trayecto previo avistamos avión roquero, urraca común, lavandera cascadeña, avión común y, en el Río Escart, tres ejemplares de mirlo-acuático europeo.

Piquituerto (foto: José Antonio Luna)
Piquituerto (foto: José Antonio Luna)

Ya en el tramo superior de la carretera al Port de la Bonaigua, pudimos observar colirrojo tizón, piquituerto común, collalba gris y acentor común. Atravesamos el puerto en dirección a Baqueira y desde allí subimos al Pla de Beret, donde vimos, entre otras especies ya citadas, verderón serrano, serín verdecillo, corneja negra, chova piquirroja, busardo ratonero y pardillo común.

Dimos media vuelta y al pasar de nuevo por el Port de la Bonaigua, apareció un numeroso bando de buitre leonado y un macho de roquero rojo posado, especie que teníamos ganas de ver. Lástima que voló enseguida sin darnos opción a fotografiarlo.

Gamos a la carrera (Araos-Bonaigua 14-6-2014)
Gamos a la carrera (Araos-Bonaigua 14-6-2014)

Por la tarde, después de comer, nos dirigimos hacia el Bosc de Virós. Desde Araós hasta el refugi del Gall Fer fuimos haciendo paradas para observar, entre otras aves, pinzón vulgar, herrerillo capuchino, bisbita arbóreo, petirrojo europeo, carbonero garrapinos, camachuelo común, pico picapinos y cuervo grande. También una preciosa ardilla roja y algunos corzos.

De vuelta al albergue, durante la cena nos informaron de que, en el pueblo de al lado (Baiasca) habían visto y oído un “buhito cabezón y pequeñito”; por las señas que nos dieron podría tratarse del mochuelo boreal, especie que, en los Pirineos, no suele habitar altitudes tan bajas (unos 1300 metros) y además es muy escaso y difícil de ver. Alentados por la suerte de haber visto el Urogallo, pero con un punto de escepticismo (no podía ser que tuviéramos tanta suerte) nos dijimos “¿por qué no intentarlo?”, al fin y al cabo lo único que podíamos perder era el tiempo. Así que durante la cena planificamos nuestra estrategia de cara al anochecer del día siguiente.

Herrerillo capuchino (Salva Sole)
Herrerillo capuchino (foto: Salva Solé)

Día 16 de junio

La de hoy fue una hermosa mañana soleada, y tras el madrugón correspondiente, fuimos de nuevo al Bosc de Virós, donde todavía nos quedaban especies por ver. Entre otras ya mencionadas, esta vez incorporamos a la lista mito común, herrerillo común, jilguero europeo, mosquitero papialbo, y bastantes cucos oídos pero no vistos; al final no sabíamos si estábamos en un bosque o en una tienda de relojes antiguos (pero ocultos…)

Chochín común (foto: Salva Solé)
Chochín común (foto: Salva Solé)

Puesto que el día se mantenía despejado, por la tarde decidimos volver al Port de la Bonaigua, anotando por el camino la lavandera blanca (especie que increíblemente todavía no habíamos visto) ánade azulón y, ya en el Port de la Bonaigua, paloma torcaz, acentor común, bisbita alpino y reyezuelo sencillo, este último en el Mirador de la Cascada de Gerber. En lo alto del Port de la Bonaigua, un grupo de vacas se estaban administrando un tratamiento epidérmico – a base de crema de barro y paja – en la cara y el cuerpo, hecho muy curioso, porque no lo habíamos visto antes.
Como todavía era temprano para volver al albergue, decidimos hacer una visita al pueblo de Tirvia, muy bonito y pintoresco, aprovechando para hacer fotos. También encontramos algunas aves comunes que todavía no nos habíamos topado en enclaves más altos: escribano triguero, estornino pinto, gorrión molinero, carbonero común y vencejo común.

Zorzal común (foto: Salva Solé)
Zorzal común (foto: Salva Solé)

De regreso al albergue, antes de la cena, nos acercamos a explorar el idílico enclave donde se avistó el supuesto mochuelo boreal; sobre unos contenedores de basura a la entrada de Baiasca. Buscamos puntos de observación, y ya puestos, incluso improvisamos un posadero con una rama y algo de cuerda (a optimistas, pocos nos ganan).
Durante la cena averiguamos que dichos avistamientos habían acontecido ¡hacía ya tres años! Obviamente, nuestras esperanzas bajaron al mínimo pero, aún así, nos fuimos para allá dispuestos a perder el tiempo con tal de eliminar los restos de incertidumbre. Nos parapetamos tras el coche, preparamos las cámaras, tomamos fotos de prueba para asegurar el disparo, abrimos los ojos, esperamos… esperamos… esperamos… y, como era de esperar, no sucedió nada. Ya cerrada la noche, con resignación y tristeza, desmontamos el posadero y regresamos al albergue. No siempre se puede ganar…

Los tres junto a la cascada de Gerber (Araos-Bonaigua 16-6-2014)
Parte de los esforzados ornitólogos con la satisfacción del deber cumplido.

Día 17 de junio

Último día de nuestra salida. Cargamos el equipaje en el coche e hicimos una tercera visita al Bosc de Virós, para ver si sacábamos alguna especie más, y porque “nos quedaba de camino”.
Justo saliendo de Arestui se nos cruzó un gamo y, ya cerca de Llavorsí, un rebeco solitario justo al borde de la carretera, especie difícil de ver en un valle tan bajo.

Verderón serrano (Araos-Bonaigua 15-6-2014)
Verderón serrano (Araos-Bonaigua 15-6-2014)

En el Bosc de Virós repetimos muchos pájaros vistos aquí en días anteriores, incluidos los siempre valiosos camachuelos comunes y verderones serranos. Pero, además, añadimos curruca capirotada, zorzal común, chochín común y justo cuando íbamos de bajada, un picamaderos negro posado en el suelo que, al frenar el coche, voló de inmediato sin permitirnos la foto. En resumen, la mañana fue muy productiva en términos de pajareo ya que casi completamos la lista de lo que queríamos encontrar en esta zona. Como ausencias destacadas solo se podría citar (de entre las que era cabal hallar) el mirlo capiblanco y el escribano cerillo.

Ya en la carretera principal nos sobrevoló un quebrantahuesos, poniendo broche final a una salida maravillosa. A partir de ahí emprendimos el regreso a Barcelona, con una sonrisa en los labios y muchos comentarios por el camino.

 

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