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Calamón cabecigrís: el nido es la cuestión
Polla blava capgrisa (nom provisional) - Porphyrio poliocephalus (Grey-headed Swamphen)

Rallidae es la familia de las gallinetas, los rascones, las polluelas y los calamones: 155 especies de aves que han conquistado el planeta a excepción de la Antártida y el círculo polar ártico.

Hacia el año 2015, los taxónomos decidieron que el calamón común, una especie cosmopolita, era, en realidad, seis especies: al calamón común ya lo conoces, el calamón africano tiene el dorso verde, el australiano lo tiene negro, el dorsinegro es todavía más oscuro, el cabecigrís (que ahora nos ocupa), cuando es adulto, presenta la cabeza casi blanca y el filipino luce un plumaje muy pálido y el dorso castaño. A los ornitólocos viajeros esa decisión de los taxónomos nos pareció bien porque los seis tienen rasgos distintivos que pueden apreciarse a simple vista, ahorrándonos – como quien dice – la necesidad de medir la longitud del intestino, como sucede con especies tan similares entre sí que no hay modo de distinguirlas sin un examen en mano.

El calamón cabecigrís vive en casi cualquier tipo de humedal y su entorno; entorno que igual puede ser un campo de golf que una pradera herbosa, terreno agrícola e incluso lo han encontrado metido en gallineros. Esa versatilidad, huelga decirlo, es una garantía de supervivencia ya que implica la capacidad de adaptarse a las alteraciones que no cesamos de generar en el medio ambiente; si puede soportar nuestra proximidad, puede soportarlo todo. Tal como chuta el mundo, está claro que ni siquiera nosotr@s nos soportamos…

Su área de distribución tiene una primera región con enclaves dispersos desde Turquía hasta los Emiratos Árabes Unidos, una segunda donde abunda entre el este de Afganistán y el este de la India (Bharat) y una tercera que abarcaría desde Myanmar hasta el S.E. de China donde es más numeroso y extendido que en la primera pero no tanto como en la India. Ha sido introducido en el sur del estado de Florida (EE.UU.)

Mide entre 38 y 50 cm de punta de pico a punta de cola; las mismas medidas que el calamón común. Las hembras adultas suelen ser más pequeñas y ligeras que los machos, normalmente presentan la cabeza con dos tonos de azul y sin gris (véase la foto de cabecera). Los machos llegan a pesar 580 grs y se distinguen por la llamativa cabeza clara que da nombre a la especie y luce en la foto de abajo.

Tradicionalmente come la médula de los juncos pero mal le iría si dependiese exclusivamente de eso: se ha documentado la ingestión de arroz, brotes de hierba, alpiste, guisantes, cáscara de melón, polluelos de aves, insectos, moluscos, reptiles, anfibios, peces, pequeños roedores, carroña e incluso pasta cocida que le ofrece la gente. He aquí un ave decidida a no pasar hambre…

A veces, los calamones tienen problemas para escoger nido: tanto es así que, algunas poblaciones construyen varios antes de decidirse por uno. Esa costumbre no es general; por ejemplo, en Italia no se ha observado. En un estudio realizado en España con el calamón común (Sánchez – Lafuente et al. 1998) se vió que lo más importante es que el nido esté cerca de la mejor zona de alimentación pero también ha de hallarse bien oculto. En el sur de la India el calamón cabecigrís lo monta sobre vegetación flotante pero otras especies y en otros lugares prefieren orillas. Puesto que hace poco que las seis especies eran la misma, los datos sobre los nidos de calamón – con variaciones y excepciones – son aplicables a todos los parientes. Su típico nido está hecho de plantas acuáticas vivas arrancadas. Lo forra interiormente por un “colchón” constituido por vegetales más fino como hojas y fragmentos de juncos. Aunque ambos conyugues recolectan material, es la hembra la que más trabaja en su construcción. Como la pareja sigue mejorando y ampliando el nido durante la incubación y acaba quedando un tanto en alto (hasta casi 40 cm), a veces construyen rampas de acceso para evitar saltar o tener que revolotear para entrar en él; el afán de comodidad afiló el ingenio. Además, algunos nidos disponen de una cubierta de tallos doblados expresamente para crear un tejado o marquesina. Solo les falta la Roomba… Esos lujos,  se le añaden al nido definitivo y no a los que construyen antes de optar por uno.

La puesta media del calamón cabecigrís es de 4,5 huevos. Los calamones usan diversas estrategias de cría pero digamos que, habitualmente, los miembros de la pareja se turnan para incubar. Pero, en según que especies y regiones, también hay cría cooperativa con inmaduros de la puesta anterior (una costumbre bastante común), juntándose varias familias e incluso formando “clubs” promiscuos con varios machos y hembras que crían juntos.

Aunque a partir del segundo día el polluelo ya puede alimentarse por sí mismo, la pareja – y los ayudantes si los hay – les traen bocados durante varias semanas. Se ha observado que los juveniles de los calamones son más carnívoros que los adultos: en su dieta se han detectado ranas, pollos de estorninos pintos e incluso (en Australia) presuntos pollos y huevos de cisne negro. A partir de los dos meses de vida ya son independientes y se alimentan por sí mismos.

En la India he visto humedales que albergaban, a primer golpe de vista, muchas decenas de calamones cabecigrises lo cual se parecía más a una plaga – al estilo de Riet Vell, tiempo atrás – que a una abundancia sana. Así que no me extraña nada que la IUCN lo considere no amenazado. Otros parientes son más escasos y para algunos se ha propuesto la categoría de vulnerable.

Ejemplar adulto de calamón cabecigrís en Dhanauri Wetlands (La India 6-2-2024). Foto de Salva Solé.

eBird

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.