Pardela mediterránea: un nombre muy acertado
Baldriga mediterrània - Puffinus yelkouan (Yelkouan Shearwater)
Amenazas
Ya hace mucho tiempo que, en “Conócelas” escribí sobre la pardela balear (Baldriga balear) el pariente con alto riesgo de extinción de la pardela mediterránea. Casi todas las aves marinas del mundo están sufriendo el efecto plaga que el ser humano ejerce sobre el planeta y la pardela mediterránea, aunque todavía no esté tan apurada como la balear, ya “luce” la clasificación de vulnerable. Eso sí; nuestras víctimas no se podrán quejar de la variedad de amenazas que les brindamos. En el caso de las aves marinas podemos citar nada menos que siete:
- Depredación de huevos y pollos a cargo de mamíferos terrestres introducidos, domésticos y asilvestrados, sobre todo ratas y gatos pero ocasionalmente también perros, cabras e incluso cerdos.
- Merma de los bancos de peces de los que se alimentan.
- Molestias humanas (turísticas y locales) por falta de protección efectiva de las colonias.
- Contaminación química del mar y vertidos petrolíferos.
- Micro-plásticos y cacho-plásticos.
- La contaminación lumínica que desorienta, sobre todo, a los jóvenes; los lleva a chocar con edificios y a morir en tierra.
- La mortandad en redes de pesca y palangres.
Estos factores no afectan por igual a todas las especies y parece que lo que mata más pardelas mediterráneas son los gatos, las ratas y los vertidos de petróleo. Hay que entender que, sin darse ningún desastre digno de ocupar espacio en las noticias, cada año se producen pequeños vertidos; poquitos cientos de toneladas de crudo y de aceites de embarcación. En el caso de las pardelas mediterráneas y baleares hemos de añadir, como perjuicio secundario, la competencia, respeto a recursos alimenticios y lugares de cría, con las pardelas cenicientas y la feroz gaviota patiamarilla (gavià argentat) pues esas especies también crían en grietas de acantilados y cornisas en covachas. Las pardelas mediterráneas, que aprovechan madrigueras de conejo, padecen menor competencia por el lugar donde montar el nido.
Distribución
Ya sabemos que muchos nombres comunes o bien son inútiles o bien ayudan poco, pero el nombre de la pardela mediterránea resulta acertado porque cría, mejor o peor, en un montón de islas del Mare Nostrum y se extiende por él, de punta a punta – y por el Mar negro – fuera de época de reproducción. Se han visto divagantes en Galicia e incluso en Inglaterra pero son pocas las que se aventuran en el Océano Atlántico.
Conducta reproductora
Como genuina ave pelágica que es, la pardela mediterránea solo toca tierra – siempre de noche – durante el periodo reproductivo. Es monógama y normalmente solo cambia de pareja cuando se le muere el conyugue. Esa estrategia le ahorra el marrón que otras especies afrontan anualmente para conseguir pareja; la pardela mediterránea, como muchas aves pelágicas, se ríe de la promiscuidad.
Dieta
Su dieta depende de diversos peces de pequeña talla incluidas anchoas y sardinas, pero también crustáceos estilo gamba. Pesca sumergiéndose y persiguiendo a sus presas bajo el agua.
Dimorfismo sexual e identificación
Machos y hembras no solo presentan idéntico aspecto si no que se pueden confundir fácilmente con los ejemplares más claritos de la pardela balear (Puffinus maretanicus) con la que, sin embargo, no suele hibridarse.
Dónde verla
Para intentar verla bien, os recomiendo la salida que la Delegación de SEO/BirdLife en Catalunya organiza desde Roses cada primavera. Oteando desde la costa – por ejemplo, en la torre de Cal Francés, en Remolar-Filipines (Delta del Llobregat) – a veces también se puede ver, pero mucho más lejos y, aun teniendo práctica y un buen telescopio, a menudo resulta imposible diferenciarla de su pariente.
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