Tortolita rabilarga: pequeña y esbelta
Tortoreta cuallarga - Oena capensis (Namaqua Dove)
En tooodo el Paleártico Occidental – desde las islas Azores hasta el Mar Caspio y desde Novaya Zembla (ártico extremo de la Rusia occidental) hasta el sur de Argelia – solo hay un “palómido” en el que puedas distinguir al macho de la hembra (o sea, con dimorfismo sexual): la tortolita rabilarga. La hembra te saluda desde la foto de cabecera y el macho aparece en la de abajo. Cierto que, en la amplia geografía del P. O., tampoco tenemos tantas palomas; un total de 11 especies de las 353 que abarca la extensa familia Columbidae. Pero la tortolita rabilarga es un ave tan suya que tiene un género para ella sola, pues es la única representante del género Oena. Si oena te suena es porque el nombre científico de la paloma zurita (xixella) es Columba oenas, pero oenas como “apellido”, no como nombre.
Las tórtolas, a grosso modo, son palomas pequeñas y esbeltas pero esa distinción es de tipo popular, no se ciñe a criterios anatómicos estrictos y por eso abundan las excepciones y lo inclasificable.
La tortolita rabilarga es un ave africana presente – en mayor o menor medida – en todos los países al sur del Sáhara. Quizás llegó a Israel – primera cita del año 1961 – siguiendo el curso del Nilo o como parte de su colonización de la península arábiga. Hasta 1980 no empezó a criar con regularidad en Israel. El caso es que en ese rincón del mediterráneo ha ido implantándose por sus propios fueros y, aunque todavía hay pocas parejas, ya es un especie residente e incluso parece más extendida que en Egipto, aunque quizás eso solo se deba a que hay mucha mayor aficción local (y había mucho más turismo ornitológico, hasta el 2023…) en Israel que en Egipto.
Vive en ecosistemas abiertos y tirando a áridos: sabana de acacia, matorral semi-desértico, terreno agrícola de secano (cereal y similares), etc… Pero necesita la cercanía del agua. Evita el bosque cerrado y prefiere las arboledas.
De punta de pico a punta de cola mide entre 22 y 26 cm pero como la cola es casi la mitad de su longitud total, resulta que es una de las palomas más pequeñas del mundo. A su lado, la paloma torcaz (tudó) con sus 38 cm de longitud mínima y 43 de máxima, parece un mamut.
La tortolita rabilarga solo come semillas de hierba y cereales. Menos mal que de eso hay mucho en los ecosistemas que frecuenta. Pero pica de lo que ha caído al suelo, no de las propias plantas.
En Senegambia, Etiopia, Zimbabwe y Sudáfrica, esta especie cría a lo largo de todo el año, lo cual tampoco es habitual más allá del caso terminal de la paloma bravía doméstica (colom roquer). Pero en otros países se comporta con normalidad y tiene épocas reproductivas concretas como cualquier otra ave. Hace el nido a entre 50 cm y 5 m de altura sobre todo en acacias y tamarindos. Lo fabrica en forma de copa con ramitas, raicillas, zarcillos de trepadoras y hierba. Dependiendo de la pareja (ambos conyugues trabajan en ello) pueden entrelazar bien el material para darle solidez a la estructura… o ir en plan patatero al típico estilo de muchas especies de palomas; juntando unas cuantas ramas en precario equilibrio y rezando para que el viento no se las lleve.
La puesta habitual consta de dos huevos (extremos de 1 y 3). Los nidos con cuatro huevos suelen albergar la puesta de dos hembras. La incubación dura entre 13 y 16 días y corre a cargo de ambos miembros de la pareja turnándose dos veces al día. Para alejar a los merodeadores, mientras un conyugue incuba el otro puede intentar atraer la atención arrastrandose por el suelo, abriendo la cola o agitando las alas. Ambos progenitores alimentan a sus crías, supongo que con un pasta de semillas pre-digeridas. Los pollos tardan medio mes (aprox.) en emplumarse y empezar a volar.
En mayo del 2016 se detectó la primera pareja reproductiva en el extremo sur de Marruecos y, en general, parece un ave más dada a colonizar que a extinguirse. La UICN la considera “no amenazada” pues en muchas zonas de África es común.
