Paloma bravía: urbanizarse para sobrevivir
Colom roquer – Columba livia (Rock Dove)

 

Fijaros en la coincidencia de los nombres catalán e inglés. El propio nombre castellano no tiene por apellido “común”, “vulgar” o “plaga”. Y es que, en el pasado, esta era una paloma salvaje que habitaba en remotos acantilados marinos y fluviales, junto al halcón peregrino (Falcó peregrí) que era su némesis y su regulador poblacional. Yo la he visto transportar algas para construir el nido en una isla rocosa. Sin embargo, desde hace muchos años, se ha adaptado a los “acantilados” que los bloques de  pisos le ofrecen en abundancia, situados en calles, parques y jardines donde sobra alimento. Para colmo, los depredadores escasean en las ciudades e incluso hay una triste subespecie humana (Panis aviam) que las engorda con un empeño digno de mejor causa. Últimamente, al menos en Barcelona, la gaviota patiamarilla (Gavià argentat) ha aprendido a perseguir y matar los numerosos ejemplares jóvenes y/o enfermos de paloma bravía, con lo cual es esa otra ave la que ahora depreda mayoritariamente sobre las palomas, muy por delante de las contadas parejas de halcones peregrinos introducidas mediante hacking, que también deben defender sus puestas y pollos de la terrible gaviota.

La gaviota patiamarilla es uno de sus principales depredadores en Barcelona

Aun con ese nuevo depredador, dada la acumulación de tantas circunstancias favorables, era inevitable que la paloma bravía acabase siendo un agobio en numerosas zonas del mundo. Para acabar de empeorar el asunto, los colombófilos se dedican a criar razas mutantes, igual que se hace con perros y gatos, para conseguir bellas – y no tan bellas – aberraciones de concurso que luego se hibridan con las poblaciones de la especie original y, poco a poco, la sustituyen. Tanto es así que, en Catalunya, yo solo considero válidas (salvajes) las que veo en la isla s´Encalladora del Cap de Creus. En el faro ya hay ejemplares con plumajes fantasiosos (marrones, negros, blancos…) que, no obstante, son la misma especie ya que las razas mutantes que inventan los colombófilos no derivan en especies nuevas si no que son variaciones dentro de la misma especie.

El ICO, en su Atlas d´ocells nidificants de Catalunya, no separa los ejemplares salvajes de los domésticos ni de los cimarrones (semi-domésticos) ya que genéticamente no tiene sentido hacerlo y no existe ningún criterio claro para separar esas tres categorías dado que en las tres se encuentran tanto ejemplares con plumajes originarios como otros con aberraciones fruto de la hibridación con razas artificiales.

En la isla de Fuerteventura (foto de cabecera) encontré más fácil dar por salvajes a algunos bandos de paloma bravía ubicados en lugares aislados. Y la foto de abajo está tomada en las remotas cárcavas semi-desérticas del municipio de Gorafe (Granada). Por todo ello, lo normal es que, si no voy al Cap de Creus y encuentro allí alguna paloma “isleña” con plumaje “clásico”, no anote la especie y hay años en que no la veo, aunque en mi barrio, como quien dice, las voy pisando a diario; son las idiosincrasias del cerebro humano, tan suyo él.

En el Handbook of the Birds of the World (Alive) se ha hecho un loable esfuerzo por acotar el área de distribución original de la paloma bravía salvaje que se extendería desde Irlanda, Portugal y Mauritania hasta Mongolia, la India entera, Bangladesh y Buthán. En África, el sur del Sáhara (Sudán del Norte, Burkina Faso…) sería el límite meridional de sus poblaciones y solo Sri Lanka quedaría algo más abajo. Como especie introducida y/o escapada se encuentra en el resto del planeta excepto la Antártida, los bosques boreales y la tundra.

Como distribución original o introducida se encuentra en todo el planeta a excepción de los bosques boreales, la tunda y la Antártida.

En muchos lugares se ha constatado el retroceso de las palomas bravías salvajes, aunque la especie (si contamos domésticas y ferales) está en expansión. Como quien dice, casi cada año coloniza una nueva isla o un enclave donde antes no se la veía.

La raza no alterada mide entre 31 y 34 cm de punta de pico a punta de cola y no presenta dimorfismo sexual; machos y hembras tienen el mismo aspecto.

Típicamente se alimenta de semillas pues tiene un buche donde las tritura al mezclarlas con las piedrecillas y granos de arena gruesa que ingieren y que muelen el grano como en un molino. Eso no es impedimento para que, en nuestras ciudades, se zampe casi cualquier cosa que le quepa en el pico, desde piltrafas de carne que encuentra en los patios de los mataderos, a bollería industrial hallada en los patios de los colegios. Así se ha convertido en el ejemplo máximo de las aves antropófilas, aquellas que medran gracias a la acción humana aunque, en el proceso, pierdan el plumaje original y, a veces, incluso el tamaño y las proporciones que les eran propias. Está claro que la paloma ex-bravía se ríe de la pureza y de los puretas que, como yo, lamentamos su disoluta trayectoria vital, una vez más impulsada por la inconsciencia del ser humano.

Paloma bravía: urbanizarse para sobrevivir – ¡Conócelas! 92 – Grupo Local SEO BARCELONA
Paloma bravía (salvaje), El Carrizal, Gorafe (Granada), mayo 2012

 

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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