Picoibis: ni ibis, ni avoceta, ni cigüeñuela, ni zarapito
bec d’ibis - Ibidorhyncha struthersii (Ibisbill)
Se trata de una limícola tan suya que tiene una familia en exclusiva: Ibidorhynchidae. Aunque parece un zarapito colorido, no está más relacionado con ese tipo de ave que con los chorlitejos. La taxonomía lo ubica (a fecha del año 2024) entre las avocetas (y cigüeñuelas) y los ostreros.
El país más “cómodo” para buscar esta especie singular es la India. Pero ni siquiera allí resulta fácil de ver e incluso en el mejor enclave – al cual acudimos tod@s l@s birders en peregrinación – puede requerir mucha paciencia, que es lo que nos sucedió a nosotros cuando fuimos a por él, aunque hay gente que ha tenido más suerte y lo ha encontrado en un plis. El lugar es una vasta llanura aluvial en el cauce bajo del río Kosi – afluente del Ganges – justo donde está ubicado un templo dedicado a la diosa Devi, muy visitado por l@s dévot@s locales. A veces, el exceso de gente en romería espanta a los pocos ejemplares de picoibis que pasan el invierno allí y hay que patear río arriba hasta encontrarlo. Al menos, aunque pedregoso, el terreno es llano.
De punta de pico a punta de cola mide entre 39 y 41 cm siendo las hembras, en promedio, algo más grandes que los machos, detalle que rara vez se aprecia en el campo y que resulta poco fiable.
Esta especie habita desde del sureste de Kazajistán, a lo largo de todos los Himalayas y, sobre todo, en el sur y centro-este de China. Cría en cauces fluviales guijarrosos de montaña y exentos de vegetación a entre 500 y 4400 m.s.n.m. En China se lo han encontrado recientemente nidificando a 270 m de altitud. En invierno hay poblaciones que realizan breves migraciones altitudinales y pueden aparecer todavía más abajo (a 100 m). Pero lo cabal sería considerarlo sedentario.
Come invertebrados acuáticos de agua dulce: insectos, sus larvas y pequeños crustáceos. En mucha menor medida captura alevines y peces de pequeña talla. Se observó que en invierno dedica más tiempo a la búsqueda de presas, seguramente porque, en esa estación y aún a bajas altitudes, los invertebrados abundan menos. Suele ir solo o en parejas, más raramente en pequeños bandos. Como récord, una vez se contaron 27 ejemplares juntos.
El picoibis es monógamo y ocupa un mismo territorio durante años. El nido consiste en una pequeña depresión en el suelo que, cuando se acuerda, reviste con pequeños guijarros. Suele poner cuatro huevos, a veces menos. Ambos conyugues incuban y los pollos más precoces empiezan a volar a los 45 días de edad. Parece ser que permanecen con los padres hasta su primer invierno. Poco más se sabe del ciclo reproductivo de un ave tan difícil de ver.
La UICN lo considera no amenazado porque su área de distribución es muy extensa (4600 km aprox. de punta a punta) y, aunque depende de un tipo de hábitat específico – cosa que restringe sus opciones – ocupa regiones poco pobladas por la temible especie humana. Allí donde coincide con nosotros sufre peligros relacionados con la extracción de grava, la construcción de hidroeléctricas que inundan grandes porciones de cauce, el pisoteo del ganado y las actividades turísticas, cada vez más multitudinarias en China y la India.
