El Delta del Llobregat dobla el número de aves nidificantes en 25 años
En los Espacios Naturales del Delta del Llobregat anidan una veintena de especies de aves, el doble que hace 25 años cuando la zona fue declarada como Reserva Natural Parcial. El número de ejemplares de pájaros nidificantes se ha más que doblado, pasando de 358 a 799.
El Consorcio de los Espacios Naturales ha puesto especial hincapié en la recuperación de las zonas húmedas para favorecer la proliferación de las aves acuáticas, y ha logrado buenos resultados. “Las obras del plan Delta, como la ampliación del puerto y del aeropuerto, afectaron a algunos hábitats, pero hemos conseguido mejorar otros y crear zonas nuevas, como la playa protegida de Ca l’Arana en la que muchos pájaros han encontrado un lugar ideal”, explica el técnico del consorcio, Francesc Xavier Santaeufèmia.
Como resultado de estas acciones, el Delta del Llobregat ha atraído a especies como el tarro blanco, el ostrero o la gaviota de Audouin, y ha recuperado la presencia de la canastera tras veinte años sin pisar la zona. “Hay especies relativamente raras en el territorio catalán, que hasta ahora sólo nidificaban en el Delta del Ebro y que últimamente también lo hacen en el del Llobregat”, según Santaeufèmia.
En cuanto a los pájaros invernantes, el número de especies se ha mantenido en niveles similares a los de 1987, pero los ejemplares han pasado de 2.273 a 4.396. Hace diez años, antes de las obras del plan Delta, se llegaron a contabilizar más de 5.000 aves en el Delta. Tras un brusco descenso, ahora se empiezan a recuperar y destaca la presencia del pato cuchara, el ánade friso o el porrón común, que eran casi inexistentes hace tres décadas.
Si desde el consorcio celebran estas cifras, algunos agricultores del Parque Agrario del Baix Llobregat las ven con preocupación. Cinco payeses han presentado una denuncia, que ha sido admitida a trámite por la justicia, por los daños que los animales de la reserva provocan en sus cosechas. Mauri Bosch, uno de los denunciantes, critica que “los Espacios Naturales están mal gestionados, sólo piensan en crecer; los patos no disponen de lugares para comer y lo que hacen es irse a devorar los campos de Viladecans y de Gavà”.
Estos agricultores calculan que a lo largo de un año sufren pérdidas por valor de 120.000 euros y aseguran que en tres noches han llegado a perder 15.000 lechugas. “Con sus negligencias están comprometiendo la economía de más de una explotación”, apunta Bosch.
Por su parte, el técnico del Consorcio de los Espacios Naturales, Francesc Xavier Santaeufèmia, responde que antes de la creación de la reserva ya había quejas de los agricultores porque las aves acuáticas “han existido siempre”. Según Santaeufèmia, en el caso del ánade real, una de las dianas de los payeses, ha habido un importante descenso de ejemplares. “Hubo más de 2.000 hace diez años y desde entonces han caído en picado, pero las quejas de los agricultores se han multiplicado por diez”, afirma el técnico, que apunta que hay aves procedentes de las ciudades del entorno como la cotorra o el faisán que también causan daños a las cosechas.
Fuente: La Vanguardia