Lavandera blanca: siempre correteando
Cuereta blanca - Motacilla alba (White Wagtail)
Se trata de un pajarillo familiar incluso para quienes no se interesan por las aves. Mucha gente ignora cómo se llama pero la han visto a menudo en las calles del extrarradio, en parques y jardines, polígonos industriales… Es una especie muy común, especialmente durante el invierno cuando, tal como sucede con otros paseriformes, un contingente europeo viene a sumarse a los ejemplares residentes que descienden de la media montaña hacia las tierras bajas, más ricas en insectos y menos frías.
Adivinanza para “ornitólocos”; ¿Cuál es el pájaro de la rendición? Evidentemente, La vandera blanca.
Su distribución mundial abarca todo el continente euroasiático. A sus zonas tropicales (la India y Sureste Asiático) llega solo en los meses fríos pero en el resto es o bien estival o bien, como en la Europa del sur y del oeste, residente. También visita África entre septiembre y marzo, ocupando el N.E. y sendas franjas al norte y al sur del Sáhara. La encontraréis en prados húmedos, tundras, orillas lacustres y, de hecho, en casi cualquier terreno abierto, con o sin matorrales y/o árboles dispersos, incluso zonas áridas cuando se dispone de agua permanente. En el Himalaya llega a criar a 5.000 m.s.n.m. aunque en Catalunya lo hace mucho más abajo ya que aquí la alta montaña está okupada por su pariente, la lavandera cascadeña.
Si tenéis ocasión de ver ilustraciones o fotos de sus once subespecies, veréis mucho de lo que se puede hacer para vestirse en negro, blanco y gris (podéis ver algunas en la imagen final del artículo).
A diferencia de – por ejemplo – el gorrión común o el herrerillo capuchino, la lavandera blanca no se desplaza por el suelo a saltitos sino que camina deprisa, cual chorlitejo. Además, menea incesantemente la cola arriba y abajo. Eso le confiere un aspecto atareado, ansioso incluso, que resulta tan propio como simpático. Ella se ríe de las garzas que acechan el agua durante largos periodos, en perfecta inmovilidad, a la espera de un pez. La lavandera blanca corretea delante de tan hieráticos personajes, recorriendo las orillas a la búsqueda de los invertebrados de los que se alimenta, picoteando aquí y allá y solo parando para darse un baño o arreglarse las plumas.
A veces también captura mosquitas, libélulas y mariposas tras un breve vuelo desde una percha baja, al estilo de los mosquiteros y los papamoscas.
En Catalunya es difícil no topársela, a veces en los lugares más insospechados. En invierno, cualquier estanque, humedal o río por debajo de los 1000 m de altitud suele tener una, dos o más señoritas de estas. Son muy fáciles de identificar pero si le veis tonos amarillos en pecho y vientre, no os confundáis; es una lavandera cascadeña. Y en época de migración (primavera u otoño) incluso podría ser su otro pariente, la lavandera boyera, cuya espalda de verde la delata. Los machos y las hembras de lavandera blanca son idénticos, pero los jóvenes y los ejemplares en plumaje invernal pierden todo el negro de la garganta y buena parte del pecho, donde solo les queda una negra “sonrisa”, como al inmaduro que aparece en la foto de cabecera. Los adultos en plumaje nupcial (subespecie europea M. a. alba) lucen tal cual el de la foto de abajo.
