Pato arlequín: el pato comediante
Ànec arlequí - Histrionicus histrionicus (Harlequin Duck)
Es evidente que, cuando la naturaleza empezó a pintar este pato ya no supo parar. Para hacerlo todavía más exclusivo, en vez de “ponerlo” en una charca tradicional, le insufló la pasión por los ríos bravos donde, al igual que el pato torrentero de Sudamérica, bucea para ganarse el sustento; insectos acuáticos y sus larvas en primavera y verano, moluscos y crustáceos marinos en otoño e invierno. También se zampa algún que otro pezqueñín, pero prácticamente no cata la materia vegetal, lo cual le otorga la singular etiqueta de pato carnívoro. Vamos, que se ríe de las convencionalidades anátidas.
Hay que decir que, en Islandia, prefiere los lagos, aunque visita los ríos que salen o desembocan en ellos. Tras la cría, conforme avanza el otoño, se lanza a las aguas costeras rocosas, de las que no suele alejarse más de trescientos metros. Para ello, algunas poblaciones de pato arlequín deben volar varios cientos de kilómetros desde las zonas de cría más interiores. Su área de distribución abarca Islandia, el sur de Groenlandia, la esquina N.E. de Canadá y, por el otro extremo, una franja canadiense junto a su costa occidental, Alaska, el estado de Washington (EEUU), las islas Aleutianas y el extremo N.E. de Rusia, más allá, incluso, de la península de Kamchatka. En invierno visita las aguas litorales del extremo N.E. de EEUU y de Japón y allí alcanza su límite de distribución más meridional.
El plumaje nupcial del macho es el que se luce en ambas fotos, mientras que la hembra, y el macho en eclipse, viste un pardo oscuro casi uniforme, algo más rojizo en los flancos; solo un par de manchas claras en la cabeza rompen tan parco uniforme. De punta de pico a punta de cola miden entre 38 y 51 cm (el macho es algo mayor que la hembra).
No se le considera especie amenazada porque todavía es común en amplias zonas de su distribución, pero parece ser que décadas atrás era bastante más abundante; es posible que se trate de otro damnificado por el cambio climático.
Como curiosidad apuntaré que recientemente se han descubierto restos fósiles de pato arlequín en Italia, donde debió vivir durante la última glaciación. Las fotos que os muestro están tomadas en un río de la península de Kenai (S.O. de Alaska).