Caracolero común: ¡sin misericordia para caracol manzana!
Caragoler comú - Rostrhamus sociabilis (Snail Kite)
Mirándolo a la cara y viendo el tamaño de sus garras, yo nunca podría descubrir que esta rapaz se alimenta de… caracoles. Pero resulta que el gancho del pico va de fábula para sacar al bicho de su concha y esas largas uñas, al cerrarse sobre su presa, forman una “jaula” que permite llevar algo tan resbaladizo sin que se caiga.
Su plato favorito es famoso incluso en Catalunya: el caracol manzana (cargol poma) que aquí es una especie introducida, temido azote de los arrozales. Como el caracolero no vino junto a él, los moritos comunes (capó reial) han tenido que asumir su tarea, pero ni así…
Esta especie vive en humedales de agua dulce – a poder ser con algo de arbolado – de Centro y Sudamérica, desde Florida (EEUU) y el sur de México hasta unas decenas de kilómetros al sur de Buenos Aires (Argentina). También está presente en Cuba (¡hola, Carmen!) pero no en el resto de islas del Caribe donde solo se presenta como divagante.
De punta de pico a punta de cola mide entre los 36 cm del macho más canijo y los 39,5 cm de la hembra más grande. Muestro una dama en la foto de cabecera y un caballero en la de abajo.
Habitualmente, esta rapaz tan especializada depreda exclusivamente sobre caracoles del género Pomacea. Solo cuando hay sequías duras (o vive en cautividad) decide atacar otro tipo de caracoles, tortugas pequeñas y roedores.
En algunas regiones las poblaciones son migratorias y se marchan de un humedal cuando llega la época seca para ir a otro que esté mejor hidratado, aunque igual ha de volar algún que otro millar de kilómetros. La dispersión juvenil también es importante ya que, al cumplir aprox. un año de edad, los jovenes son emancipados por los padres (los expulsan) y han de irse para buscarse la vida a otro lado. El desplazamiento juvenil más largo medido ha sido de 225 km.
Las parejas se forman exclusivamente para la reproducción y rescinden el contrato en cuanto han terminado de criar a la nueva generación o, en ocasiones, un poco antes. Cuando intenta una segunda puesta porque las condiciones de cría son favorables, se busca nuevo conyugue. Y si la sequía es severa, pueden pasar años sin reproducirse.
Elegir el sitio para nidificar es responsabilidad del macho. Puede montar un nido flotante (como los somormujos) muy práctico cuando hay subidas del nivel del agua, o aprovechar árboles bajos. Es importante que el nido esté oculto y tenga un acceso exclusivamente aéreo ya que todo ello reduce las posibilidades de depredación de huevos y pollos. A menudo se socia a colonias de otras aves acuáticas: garzas, anhingas y/o ibis.
El macho inicia la construcción del nido como parte del procedimiento de cortejo y luego la hembra colabora, en menor medida y, sobre todo, en cuanto al mantenimiento. Montan una plataforma de entre 25 y 58 cm de diámetro con depresión central usando palos secos diversos. La parte interior va forrada con marteriales más finos: hierba seca y tallos.
La hembra puede poner entre 1 y 5 huevos pero lo más habitual son 3. Ambos conyugues incuban pero el tiempo que cada cual dedica a ello varía según la pareja. El macho a veces le regala caracoles ya extraídos a la hembra lo cual funciona como alimentación y como forma de cortejo. Parece que las hembras tienden a incubar más por la noche pero hay machos que también lo hacen así.
Los dos miembros de la pareja alimentan a los pollos y el macho captura la mayoría de los caracoles durante la primera semana. Pero ese entusiasmo disminuye con el tiempo y, al cabo de pocas semanas más, aunque todavía no hayan acabado de crecer los pollos, tanto el macho como la hembra pueden “cansarse” y abandonar el asunto, dejándole al otro el marrón de terminarlo sin ayuda. Lógicamente, la abundancia o escasez de caracoles influye en la conducta de la pareja y en el éxito o fracaso de la puesta.
Dada la considerable y localmente creciente población de esta especie en Centro y Sudamérica, la IUCN la considera “no amenazada”. En Florida – extremo norte de su distribución – padeció una importante debacle entre 1998 y 2010. En 2009 parecía a punto de extinguirse. Pero las medidas de protección que se pusieron en marcha han conseguido que empiece a recuperarse.