Somormujo cuellirrojo: apasionado de los puertos
Cabussó gris - Podiceps grisegena (Red-necked Grebe)
La familia Podicipedidae, dividida en 6 géneros, engloba las 21 especies de zampullines, somormujos y achichiliques vivos que se han descrito hasta 2023; ya sabes que la evolución de la taxonomía puede variar esas cifras, aunque esta familia parece bastante estable. A parte de ser no paseriformes, carecen de parentesco cercano con las anátidas y los colimbos. Hubo una especie número 22 – el zampullín del Atitlán – pero como no se ha vuelto a ver desde 1989, se la considera extinta. En Europa – y en España – tenemos cinco especies, más una muy, muy rara visitante norteamericana.
El somormujo cuellirrojo cría en tres grandes regiones del hemisferio norte; el NO de Canadá y EEUU, el centro y el norte de Europa (incluyendo el oeste de Rusia) y la Rusia oriental. En invierno se desplaza al sur de esas áreas entre unas pocas decenas de kilómetros y un máximo de dos mil. En España es un visitante invernal escaso pero regular de la cornisa cantábrica y lo he podido disfrutar, por ejemplo, en el puerto de Santoña. Pero en Catalunya no todos los años se ve alguno. El 29 de diciembre del 2018 tuve suerte y lo pude observar en el puerto de Arenys de Mar: es el que te saluda desde la foto de cabecera.
De punta de pico a punta de cola mide entre 40 y 50 cm. El macho, en promedio, es algo mayor que la hembra pero esa diferencia solo se nota – en algunos casos – si se ve a la pareja muy junta. En primavera luce el plumaje que puedes apreciar en la foto de abajo y en invierno se “destiñe” hasta quedar como el ejemplar de la foto de cabecera.
Durante la primavera y el verano cría mayoritariamente en lagos y estanques de agua dulce de la taiga y la tundra. Necesita vegetación en las orillas y en el agua. También puede aprovechar pantanos, tramos fluviales calmos, lagos salinos y grandes acequias. En invierno prefiere las aguas litorales, las que cubren las plataformas continentales y los estuarios. Le encantan los puertos.
En época de cría se alimenta de peces, invertebrados – tanto acuáticos como terrestres – y algunos anfibios. En invierno, además de peces, tira de gusanos poliquetos, crustáceos como la gamba y otros invertebrados marinos. Puede capturar presas en la superficie, buceando como cualquiera de sus parientes e incluso atrapar insectos que vuelan a baja altura sobre el agua (libélulas, mariposas, típulas…).
Machos y hembras buscan un sitio adecuado para hacer el nido y montan varias plataformas – que usarán previamente para copular – antes por decidirse por una que puede estar muy cerca de la orilla o hasta a 90 metros de la misma. Eso lo hace para dificultar el acceso a los depredadores terrestres, que son mayoría (zorros, mustélidos, tejones…). Elabora las plataformas con material vegetal flotante y lo amontona sobre vegetación emergente y sumergida. Luego, uno de los miembros de la pareja se aposenta para crear la depresión central y terminan el nido con un borde de plantas reforzando el perímetro. Habitualmente pone tres o cuatro huevos. Al igual que el somormujo lavanco (cabussó emplomallat) machos y hembras cargan sobre su espalda y bajo las alas a los pollos que se cansan de nadar. O cuando les acecha algún peligro.
Aunque localmente puede sufrir altibajos en su población dependiendo de múltiples factores – desde contaminantes humanos hasta problemas con la meteorología – la IUCN lo considera “no amenazado” ya que resulta uno de los podicipediformes más numerosos del hemisferio norte.
