Avelira de Alberto: el paseriforme más largo del mundo
Ocell lira d’Albert - Menura alberti (Albert’s Lyrebird)
Ahí donde las ves, las aveliras tienen mayor parentesco con el petirrojo europeo (pit-roig) que con los faisanes porque se trata de paseriformes (los faisanes son no-paseriformes). Solo hay dos aveliras en el mundo, de aspecto muy parecido y ambas en el este de Australia: el avelira de Alberto y el avelira soberbia, soberbia porque tiene rayadas dos de las plumas de la cola y terminan en un arabesco, adornos de los que carece su pariente. Las hembras son muy similares a los machos pero usan colas más modestas. En puridad, solo la cola del avelira soberbia – cuando la exhibe a medio desplegar – se parece a una lira; la del avelira de Alberto es un abanico pardo. Conseguí ver ambas especies pero la soberbia muy de lejos (100 m); de ella solo tengo una foto, mucho peor que las que aquí presento.
El avelira de Alberto es la más restringida y escasa de las dos especies pues solo se halla en unas pocas zonas al sur de Brisbane, esquina SE del estado de Queensland. Se calcula que su población mundial no supera los 3500 ejemplares adultos. Es un ave propia del bosque maduro tropical húmedo, con dominio del eucalipto pero sotobosque diverso de arbustos y enredaderas, no demasiado caluroso y en terreno quebrado, con torrentes y barrancos, mucha hojarasca en el suelo y alto índice de precipitación anual. Puede aceptar bosque rebrotado suficientemente antiguo.
Ambas aveliras tienen una familia taxonómica para ellas solas Menuridae. Los machos son los paseriformes más largos (punta de pico a punta de cola) del mundo: un máximo de 93 cm en el caso del avelira de Alberto y 103 cm en el caso de la soberbia. El cuervo grande (corb comú) no pasa de los 69 cm aunque llega a pesar 1.625 g mientras que las aveliras no suelen superar el kilo. Pero lo realmente extraordinario de ambas aveliras es la capacidad de sus machos para imitar tanto el canto de muchos otros pájaros como los sonidos que produce el hombre: el agitar de la bola metálica de un pote de pintura en spray, motosierras, disparos de cámaras fotográficas, alarmas de coche, teléfonos móviles… En Internet encontrarás vídeos que lo demuestran. Por si eso fuera poco, ejecuta esas imitaciones en larguísimos “conciertos” que despliegan todo su repertorio. Cuanto más cuantioso y variado, mayor atractivo para las hembras.
Un tercer atributo de ambas aveliras es el tamaño de sus pies, que recuerda al de los talégalos; con ellos escarba en el suelo del bosque en busca de sustento: larvas y adultos de insectos, lombrices y otros invertebrados terrestres. Puede frecuentar basureros si allí encuentra comida.
De entre lo poco que se sabe sobre sus hábitos reproductivos destacaré que los machos, cada uno por su cuenta, cantan y exhiben la cola en un lugar determinado del bosque y su participación en la reproducción termina con la cópula porque el resto de tareas las realizará la hembra: construcción del nido, incubación, cuidado de los pollos… El nido es voluminoso, tiene estructura de cúpula con entrada lateral y está construido con palos, hojas y raicillas. Interiormente lo reviste de musgo, material vegetal fino y plumas. Suele colocarlo en una pared rocosa o en el suelo, a menudo en la base de un tronco o, a veces, en la horquilla de un árbol. Pone un solo huevo.
Conforme han mejorado las medidas de protección, la IUCN ha pasado el avelira de Alberto de la categoría de “vulnerable” a “casi amenazada”. La mayoría de sus poblaciones se hallan dentro de parques nacionales y están a salvo, pero algunas son tan pequeñas que peligran por falta de variabilidad genética.
