Carpintero cabecirrojo: variado menú
Picot cap-roig - Melanerpes erythrocephalus (Red-headed Woodpecker)
Pocos pájaros carpinteros pueden superar a este en cuanto a elegancia. Solo por eso ya merece aparecer en “Conócelas”. Además presenta algunos rasgos particulares que le añaden interés. La mayoría de las aves de EEUU están muy bien estudiadas. Y esta, ni te digo: la faena es mía para bucear en ese mar de información y decidir qué incluyo y qué omito. Aún así, este artículo es de los más largos.
Conviene recordar que los picos, pitos, picamaderos, carpinteros y demás conforman la muy numerosa familia de no paseriformes Picidae; 235 especies distribuidas por todo el mundo a excepción de la Antártida, Groenlandia y – a saber porqué – Australia. En Europa y su entorno, desde Noruega hasta Marruecos y desde las islas Canarias hasta Jordania solo tenemos 12 especies, incluyendo al torcecuello euroasiático (colltort) que también es un pícido.
El carpintero cabecirrojo vive en la mitad oriental de los EEUU. En Canadá solo aparece en enclaves muy sureños de los estados que van desde Saskatchewan hasta Quebec. Ni siquiera en invierno se asoma a México. Habita bosques diversos incluidas arboledas degradadas siempre que contengan suficientes lugares aptos para hacer el nido. Pero campa incluso por lugares con pocos árboles. Le gustan los robledales aunque, siempre que encuentre comida, es compatible con gran cantidad de otros tipos de bosque. Parte de la población emigra desde el sureste de EEUU al centro norte en primavera/verano para criar aunque esa migración varía mucho de un año a otro depen-diendo de dónde encuentre alimento. Otra parte de la población se queda en la misma zona todo el año.
Mide entre 19,5 y 23,5 cm de punta de pico a punta de cola. Ambos extremos han sido medidos en machos así que ni siquiera el tamaño orienta sobre el sexo del ejemplar pues macho y hembra presentan exactamente el mismo aspecto y hay que tenerlo en la mano, y medir ciertas plumas, para saber si nos las vemos con una dama o un caballero. Eso no es habitual en los carpinteros ya que casi todas las especies muestran diferencias en el plumaje de cada sexo que se pueden observan en el campo.
Este es el carpintero más omnivoro de EEUU; también el que más a menudo captura insectos al vuelo, como si fuese un papamoscas. En su menú encontramos semillas muy diversas, incluidas las de plantas cultivadas por el hombre, fruta variada y bayas. Pero también invertebrados (sobre todo escarabajos), huevos, pollos y – excepcional-mente – adultos de otras aves. Si los pilla, añade al menú ratones y musarañas. En invierno tira principalmente de frutos de cáscara dura (nueces, hayucos, bellotas…) Esa amplitud de dieta le permite alimentarse en diferentes lugares y de distintas maneras. Se ha observado que su lengua es mucho menos larga y extensible que la de otros carpinteros más especilizados en larvas de la madera, quizás porque no depende tanto de ese tipo de presas. Además, es de los pocos carpinteros que crea despensas. Se concentra en ello durante el otoño y lo hace en dos fases; primero esconde hayucos, nueces, bellotas… en un solo lugar y luego las saca de allí para dispersarlas por muchos escondites menores, bajo la corteza de árboles y en huecos que a veces tapa con trozos de corteza para disimularlos. Si lo considera necesario, cambia de lugar algunos viveres. De esta manera dispone de un “seguro de vida” en lo más crudo del invierno. Ardillas, carpinteros cabecirrojos vecinos y otras especies de pícidos compiten por la comida y más vale tener una porción a buen recaudo. Pero, entre todos ellos, se roban tanto como pueden.
Aunque es una especie monogama cuyas parejas permanecen unidas durante varios años, en un nido se halló un macho con dos hembras; una excepción a la norma. Cuanto más y mejor se estudia una especie, más excepciones se descubren.
Empieza a criar muy tarde, incluso a finales de mayo. El macho le propone un tronco a la hembra y esta picotea en la zona que le parece buena para iniciar la perforación. En Dakota del Sur el 100% de los nidos se construyeron en madera muerta pero en Illinois solo el 33%. Eso – aventuro – puede depender del tipo de madera y, desde luego, de lo que haya disponible en una zona donde abunde la comida. Se ha observado que prefiere empezar a perforar en un punto ya debilidado de la madera o en álamos maduros cuyo núcleo podrido resulta fácil de vaciar. El macho carga con la mayor parte del trabajo, vigilado por la hembra, que solo colabora de vez en cuando. La perforación puede tardar entre 15 y 17 días. La profundidad oscila entre 20 y 60 cm. No es lo más habitual, pero, en algunos casos, la pareja reutiliza el nido. Y sobre todo, reutiliza el árbol, excavando un nuevo nido cerca del – o los – anterior/es. El único “relleno” del nido son las virutas.
La hembra pone entre 4 y 7 huevos, aunque 5 es la cantidad más común y 10, el récord. Si bien ambos sexos incuban, el macho se encarga de la incubación nocturna y acaba dedicando algo más de tiempo a los huevos que la hembra. Ambos conyugues se cuidan de los pollos pero, de nuevo, el macho hace el turno de noche.
Hasta el duodécimo día de vida de los polluelos, ambos conyugues alimentan con igual dedicación a los pollos pero a partir del treceavo el macho empieza a desentenderse y la hembra acaba cargando con el 75% de la tarea. Los pollos permanecen entre 24 y 27 días en el nido. Una vez emplumados y aunque ya no reciban alimento, los jóvenes rondan por los alrededores del árbol donde nacieron. Aprox. 25 días despues de que ya sepan volar, los padres los persiguen para ahuyentarlos.
Según los datos obtendidos en censos desde el año 2005 al 2014 la población total de carpintero cabecirrojo se calculó en 1.600.000 ejemplares. Si bien la IUCN lo considera no amenazado, la asociación Partners in Flight lo incluye en la Lista Amarilla de Especies en Vigilancia para Estados Unidos y Canadá ya que se ha constatado su disminución en muchos estados. Partners in Flight pretende tomar medidas para aumentar la población entre un 5 y un 15 % en un período de 30 años (2016-2046).
