Colinegro común: alias Collalba colinegra
Còlit cuanegre - Oenanthe melanura (Blackstart)
Aunque parece un colirrojo tizón hembra demasiado gris, se trata de una collalba. Para no desconcertar, yo hubiese preferido que su nombre fuese “collalba colinegra”.
Al igual que algunas collalbas, gusta de los terreneos secos, pelados, rocosos, con pendientes y poca vegetación: acacias dispersas, tamariscos sueltos y/o matorral. Barrancos, laderas, semidesiertos ondulados… casi todos los ecosistemas baldíos y tórridos le son aptos. Pero también ruinas e incluso edificios habitados en pueblos.
Es un paseriforme sedentario que se distribuye por muchos países del sur del Sáhara, desde Mali hacia el este (Niger, Chad, Sudán, Eritrea, Etiopía, Somalia…). La poblaciones más orientales están en el suroeste de Omán y las más norteñas en Israel y el sur de Siria. También se halla en Arabia Saudí y en NE de Egipto. Podría ser que algunas poblaciones se desplazasen en invierno pero no parece que, en general, emigre.
De punta de pico a punta de cola mide 14 cm y carece de dimorfismo sexual; machos y hembras tienen el mismo aspecto y tamaño. Incluso los ejemplares jóvenes, una vez perdidas las boqueras, son iguales que los adultos.
Se alimenta de insectos y de algunas bayas. Emplea tres técnicas de caza: acechando desde una percha baja y saltando al suelo para atrapar a sus presas, picoteando bichitos entre la vegetación y haciendo salidas aéreas al estilo de los papamoscas. Esa diversidad de métodos le permite subsistir en los duros entornos donde habita. A los pollos los alimenta con orugas e insectos voladores.
Hace el nido en un hueco entre rocas, agujero de muro, cavidad en alero de edificio o emplazamiento similar, no en árboles ni arbustos. Lo construye – con pelo, hierba y hojas – en la típica forma de copa.
Es muy rápido criando: 13 o 14 días para incubar los huevos y de 13 a 15 más para cuidar y alimentar a los pollos; en un solo mes, el huevo recién puesto a pasado a ser un pajarito independiente. En Israel (donde está mejor estudiado) se descubrió que el 50% de las parejas realizaban una segunda puesta. Es de suponer que unas pocas – cuando las buenas condiciones de alimentación se mantienen – se atrevan con la tercera.
Es una especie común en muchas zonas de su amplia área de distribución de manera que la UICN lo tiene clasificado “como no amenazado”.