Lagópodo alpino: incuestionablemente mítico
Perdiu blanca - Lagopus muta (Rock Ptarmigan)
Hay especies “míticas” porque son muy difíciles de ver por una o varias razones. Me parece incuestionable que el lagópodo alpino pertenece a ese selecto grupo. Y si hay una que se ríe del frío, es él ya que habita altas laderas alpinas con rocas y hierba pero pocos o ningún matorral y ni mucho menos árboles. En Catalunya, hay que subir muy arriba para tener la posibilidad de avistar alguno: por encima de los 2.700 m.s.n.m. en verano y los 2.100 en invierno.
El cambio climático provoca que, cada año, las temperaturas altas trepen un poco más por las laderas y vayan reduciendo el hábitat idóneo para esta especie, que va quedando fragmentada y relicta en las zonas más elevadas.
Por si ese fuese poco handicap, los Pirineos marcan el límite meridional de su distribución mundial, igual que sucede en el este de Tajikistan (Montes del Pamir) y la isla de Honshu (Alpes japoneses y macizo de Echigo). Las latitudes medias, como las citadas, no son su sitio: en el cuaternario, los glaciares de la última edad del hielo se retiraron hacia el norte dejando poblaciones aisladas en algunos macizos montañosos. En España, actualmente, solo se puede encontrar en los Pirineos. Y en el resto de Europa, en los Alpes, el norte de Escocia y de Finlandia, así como en Noruega e Islandia.
El lagópodo alpino es un “gallo de monte”: como todos los demás, pertenece a la familia Phasianidae que también engloba a las perdices, la codorniz (Guatlla) y el urogallo común (Gall fer).
De punta de pico a punta de cola mide entre 31 y 35 cm. Machos y hembras son blancos en invierno y, como única diferencia, el macho presenta una brida negra (marca entre el ojo y la base del pico). En verano cambian de plumaje: el blanco queda restringido al vientre y las alas mientras que el cuerpo se cubre de una apretada textura “escamosa” que es gris en el macho y ocre en la hembra. Ese plumaje lo mimetiza con las rocas y el suelo que la nieve deja expuesto. Durante milenios, los lagópodos alpinos cambiaban de plumaje al mismo tiempo que la nieve llegaba y se iba, de manera que durante los meses fríos se camuflaba con el manto albo y durante los cálidos, con las rocas. El cambio climático ha provocado que esa sincronización se rompa y siga siendo blanco meses después de que las nieves se fundan prematuramente, lo que lo hace más fácil de localizar para sus depredadores (águila real y zorro rojo, por ejemplo).
Resulta extraordinario que un ave que debe afrontar bajas temperaturas y vendavales heladores durante varios meses, se nutra exclusivamente de materia vegetal: brotes, semillas, flores, bayas y hojas. Sus hábitos son sedentarios, si bien nomadea ladera arriba, ladera abajo dependiendo de las condiciones meteorológicas y la disponibilidad de alimento. Es un ave muy confiada que admite la aproximación humana si ésta es lenta. Pero, cuando arranca a volar, puede alejarse cientos de metros.
Más allá de Europa, su área de distribución abarca el ártico extremo: franja litoral de Groenlandia, norte de Siberia, zonas del este de Rusia y oeste de Mongolia: también norte de Canadá y buena parte de Alaska (EE.UU.). Incluso habita las islas Aleutianas, Svalbard, Franz Josef y Kotelny. En el ártico no necesita para nada las montañas ya que la tundra tiene el mismo clima y similares recursos tróficos. En consecuencia, se la puede hallar al nivel del mar.
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