Yetapá chico: danzador callado
Alectrurus tricolor (Cock-tailed Tyrant)
Ésta fue una de las aves que más ilusión me hizo ver en el SE de Brasil.
Su estatus de conservación es “vulnerable” porque depende de las estepas tropicales primitivas de hierba alta, un ecosistema que ha sido arrasado por los intereses agropecuarios y que ahora solo pervive en área protegidas y en algunos parches de hábitat indefenso que corren peligro de desaparecer. En cuarenta días de viaje ornitológico solo pude ver una vez al yetapá chico y fue en el P.N. Serra da Canastra (Minas Gerais). Recorrí otras dos zonas aptas, pero sin éxito. Se estima que su población mundial ya está por debajo de los 10.000 ejemplares y sigue declinando conforme la agricultura y la ganadería destruyen el hábitat en que se ha especializado.
De punta de pico a punta de cola, la hembra mide 12 cm, mientras que el macho alcanza los 19 cm. La hembra (tengo una foto muy mala que prefiero no mostrar) casi parece un juvenil por ser cabezona y de cola corta: se asemeja a la hembra de nuestra Tarabilla común europea (Bitxac comú).
El macho joven tiene pinta de hembra pero al madurar, a diferencia de la inmensa mayoría de aves, las plumas de la cola se le distribuyen en vertical, formando un abanico que extiende en sus danzas nupciales cuando está posado (foto de cabecera) y cuando da volteretas en el aire (foto doble de abajo). El yetapá chico se ríe de la cara de pasmo que se le queda al espectador humano que presencia ese show.
Curiosamente, aunque es un paseriforme, apenas canta: solo durante sus exhibiciones aéreas el macho emite un ínfimo tik – tik – tik. Es la estrategia contraria a la del ruiseñor común (Rossinyol) que se esconde y no sabe bailar, pero se hace oír con su afamado repertorio vocal.
De lejos se adivina que es un pájaro insectívoro, por la forma del pico. Pero su dieta está poco estudiada y ha sido descrita con una sola palabra: artrópodos. Parece ser – yo no lo pude observar – que busca sus presas revoloteando contra arbustos y tallos de hierba usando unos aleteos parecidos a los de una mosca, llegando a producir zumbidos. Rarito, el bicho.
Su área de distribución mundial está muy fragmentada, con grandes espacios vacíos entre un pequeño reducto y otro. Esas poblaciones aisladas se distribuyen por algunos estados (no todos) del SE de Brasil, algunas zonas de Colombia y de Paraguay. Aunque antes también vivía en el norte de Argentina, no se le ha citado en ese país desde 1979. Y eso que lo han buscado mucho.