Golondrina común: la que aprendió nuestros nombres
Oreneta vulgar - Hirundo rustica (Barn Swallow)

Símbolo de la primavera, sujeto poético y termómetro del cambio climático ¡Tres en uno! La golondrina común alegra los cielos de la mayor parte del planeta, salvo zonas oceánicas y polares. Cría, por todo el hemisferio norte, en climas que van desde los frescos del centro de Noruega hasta los tropicales del sur de México. Pasa el invierno entre ambos trópicos – incluidas zonas del norte de Australia – aunque se estira hasta Buenos Aires (Argentina) y la ciudad de El Cabo (Sudáfrica). Solo en algunos puntos del planeta tiene hábitos residentes; el sur de México, al este de Santa Fe (Argentina y Uruguay), la zona del canal de Suez (Egipto) y áreas al norte de la India, Tailandia y Vietnam. También en la isla de Hainan (China). Unas pocas, que tienden a ser cada vez más, se quedan en el extremo sur de la península ibérica, no tanto por ahorrarse el cruce del estrecho de Gibraltar (pan comido, se ríe de ello) si no por evitar el temible desierto del Sáhara. Aunque algunas poblaciones y ejemplares hacen migraciones relativamente cortas, de solo mil o dos mil kilómetros, otras viajan desde Finlandia hasta Namibia. Poooca broma.

La golondrina común es un ave de espacios abiertos, especialmente zonas agrícolas alternadas con arboledas, matorral, alguna charca o marisma.

Desde que construimos edificios (casas, castillos y demás) le hemos ofrecido una excelente opción a las paredes rocosas donde también cría si no hay nada mejor. En migración se la puede ver en los lugares más dispares, desde aguas litorales a pasos de montaña. En Catalunya la encontraremos a poco que salgamos del centro de las grandes ciudades. Pero, si he de recomendar un sitio para observar todo el proceso de construcción del nido, alimentación de los pollos y primeros vuelos de éstos, señalaré el interior del observatorio Swarovski, en la reserva natural de Riet Vell (Delta de l´Ebre) gestionada por SEO/BirdLife. Para asistir a este íntimo espectáculo, hay que ir entre mediados de abril y primeros de junio. Pero cualquier ornitoloc@ con más de dos años de experiencia ya ha visto nidos de golondrina pues, aunque sus poblaciones están en preocupante retroceso, todavía resulta común a lo largo y ancho de nuestra geografía.

Su dieta es fanáticamente insectívora; se han contado 80 familias de insectos como presas suyas, así que todo lo que jo… lo que fastidia a los insectos, merma el número de golondrinas; monocultivos, desecación de humedales, insecticidas, etc… Aunque también sufre otras amenazas; en EEUU el gorrión común se extiende y okupa sus nidos cual pirata doméstico. Durante una salida del Grupo Local pudimos constatar ese fenómeno en Catalunya (concretamente en Aspa, Lleida). Pero parece que, por aquí, el gorrión común es cada vez un poco menos común mientras que en EEUU se halla en expansión. Se ha constatado que destruye huevos y polluelos de golondrina, cosa que habrá hecho desde la noche de los tiempos pero que ahora se suma a los problemas causados por los “humanos”. Por ejemplo, en los cuarteles de invierno subsaharianos, las golondrinas se cazan con redes en sus dormideros para comérselas y, ya de paso, hacerse collares con los tubitos de plástico que los anilladores europeos ponen en sus patas; otra lamentable consecuencia de la atroz desigualdad mundial.

De punta de pico a punta de cola, el macho de la golondrina común mide 18 cm, la hembra un pelín menos porque las plumas largas de la cola son algo más cortas. Las hembras también tienen el plumaje de un azul menos brillante pero ambas características son típicas de machos que mudan o son inmaduros, o están enfermos…

Una curiosidad: se ha constatado que las golondrinas comunes emiten sonidos de alarma distintos para avisar a sus congéneres de la presencia de un gato o de un ave rapaz.

La cosa tiene sentido porque volando hacia el interior de un edificio podrán librarse de un gavilán, pero no siempre de un felino. Y si vuelan hacia el cielo burlarán al gato, pero no al gavilán. Vamos, que el aviso les serviría de poco si no les informase del tipo de peligro que hay que evitar. Hay otras aves y animales que han cedido a esa lógica, pero lo dejo aquí, pues el tema es infinito.

Delta de l´Ebre, junio 2012
Delta de l´Ebre, junio 2012

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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