Suimanga palestina: remedios infanticidas
Suimanga de Palestina - Cinnyris osea (Palestine Sunbird)
Desde el África subsahariana occidental (Gambia y Senegal) hasta el cuadrante NE de Australia, la familia Nectariniidae reune nada menos que 143 especies de aves: las llamadas suimangas. A diferencia de otras grandes familias, en esta todas sus especies comparten un pico fino habitualmente bastante curvado y un tamaño modesto. La cola puede ser larga o corta y predomina el dimorfismo sexual (con excepciones, claro). Algunas especies comen más insectos que néctar pero la mayoría depende de las flores para conseguir ambos alimentos.
La suimanga palestina pertenece al género mayoritario de suimangas (Cinnyris, 53 especies) y es una de las únicas dos que podemos encontrar en el rincón sureste del Mediterráneo: las más cercanas a Europa. De punta de pico a punta de cola mide entre 8 y 10 cm; ni el pico ni la cola son demasiado cortos, así que su cuerpecillo resulta diminuto, aunque hay suimangas todavía más pequeñas. Piensa que el mosquitero común (mosquiter comú) mide entre 11 y 12 cm. Y tiene menos pico. Puedes ver una hembra adulta de suimanga palestina en la foto de cabecera y un macho adulto en la foto de abajo.
Se distribuye por Israel, Jordania, Egipto, una estrecha franja al oeste de Arabia Saudí, Yemen y Omán. Curiosamente, ya lejos de allí y de forma muy dispersa, aparece en varios países centroafricanos como Camerún y Sudán del Sur. Habita sabanas, riberas con vegetación densa, valles rocosos, parques y jardines, huertas, bosques de enebros y de cipreses. En Yemen llega a los 3200 m.s.n.m. Es mayormente sedentaria pero algunas de sus poblaciones realizan desplazamientos altitudinales y/o nomadean durante el invierno.
Su dieta es bastante amplia ya que no solo incluye néctar, insectos y arañas si no también fruta e incluso pequeñas semillas. Suele moverse en parejas pero, tras la época de reproducción se juntan en grupos reducidos de, como máximo, ocho ejemplares. Se alimenta saltando entre las plantas y a veces – en un breve remedo del “estilo mosquitero” – revoloteando ante las flores.
Si las condiciones son propicias, llega ha hacer tres puestas entre febrero y septiembre. Aunque forma pareja, los machos tienden a la promiscuidad y se ha observado a seis de ellos seguir a una hembra durante cuatro días: eso es ser más pesado que el Amancio*. Es la hembra, en solitario, quien construye el nido, tarea a la que dedica entre 8 y 21 días. Crea una estructura desordenada y en forma de pera con pasto, tallos, raíces, hojas, plumón, corteza, papel y trozos de polietileno que ata con pelo, lana y telarañas. Como forro interior usa plumas, lana, hojas y trozos de papel. Suele estar en un arbusto suspendido a entre 50 cm y 10 m de altura. Ella es la única que incuba pero los pollos son alimentados por ambos miembros de la pareja. Desde que los huevos eclosionan hasta que los pollos se independizan pasan solo 25 días, a veces menos. En ocasiones, un macho elimina a los pollos de una hembra que copuló con otro macho para que ella vuelva a estar receptiva y asegurarse de que ahora la descendencia lleve sus genes (los del macho infanticida). No he podido encontrar información macabra sobre los métodos de “asesinato” de estos sujetos tan celosos de sus genes.
En Israel, la suimanga palestina es una especie extendida y común, feliz circunstancia que se da en pocos otros lugares. La IUCN la clasifica de “no amenazada”. Parece que se va expandiendo en varios países, por ejemplo, por el sur de Siria.
* El Amancio mató un cerdo a besos.