Ruiseñor común: el infatigable cantor
Rossinyol – Luscinia megarhynchos (Common Nightingale)

Si hay un ave de la que se ha abusado en la poesía es el ruiseñor común. Por eso, la primera vez que lo oyes cantar, piensas “¡tampoco es para tanto!”. Luego adquieres experiencia y has de acabar admitiendo que no hay otro pájaro – al menos en Catalunya y el resto de Europa – cuyo canto tenga mayor registro, mayor variedad. Escucharlo en los mediodías de mayo, o de madrugada junto a un arroyo, es enormemente relajante.

A Catalunya llega cuando la estación está algo avanzada – hacia primeros de abril – pues no es un migrante madrugador. De ahí que se ría de la golondrina común, cuyos primeros ejemplares aparecen (ahora) a finales de febrero, antes de que el invierno haya dicho sus últimas palabras.

El ecosistema típico del ruiseñor común son los sotos con vegetación exuberante, los bosques de ribera junto a ríos, acequias y estanques.

No es fácil de ver porque suele cantar “incrustado” en la maraña vegetal, dando a entender que su discreto aspecto es lo de menos. Pero resulta un vocalista insistente como pocos; hay individuos que cantan durante semanas, día y noche, con pausas tan cortas que no dan para dormir. O eso parece.

Su distribución mundial no es demasiado extensa; cría desde el oeste de Marruecos, Portugal y Reino Unido hasta el extremo occidental de Mongolia y China. Pero, por arriba, no pasa del norte de Alemania ni, por el sur, del centro de Marruecos; es un ave que se reproduce en climas templados de la mitad occidental de Eurasia. El invierno lo pasa en una franja subsahariana que va de costa a costa; desde Senegal y Liberia hasta Kenia, N.E. de Tanzania y sur de Somalia.

De punta de pico a punta de cola mide entre 16 y 17 cm. Machos y hembras presentan el mismo aspecto y se alimentan principalmente de invertebrados, con cierta debilidad por los escarabajos y las hormigas. Hacia finales del verano y principios de otoño también consume bayas y semillas. Como sucede con la mayoría de insectívoros, su dieta varía según los bichos disponibles localmente.

Mi sitio preferido para ver ruiseñores comunes en Catalunya es, entre finales de abril y finales de mayo, el sombreado paseo que va del Cortalet al observatorio “Gantes”, en Aiguamolls de l´Empordà

Entre abril y septiembre, Catalunya rebosa de ruiseñores comunes, presentes en casi todos los “rincones” aptos y también en algunos que no lo son. En el año 2002, el Atlas d´Ocells Nidificants de Catalunya (ICO) estimaba como fiable una cifra estival de entre 837.000 y 1.130.000 parejas, dependiendo del año. Mi sitio preferido para ver ruiseñores comunes, entre finales de abril y finales de mayo, es el sombreado paseo que va del Cortalet al observatorio “Gantes”, en Aiguamolls de l´Empordà. No obstante, en esas fechas se puede oír en casi cualquier sitio razonablemente húmedo y con vegetación densa, incluidos jardines particulares y parques rurales.

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Ruiseñor común, Aiguamolls de l´Empordà abril 2014

Las aves de la A a la Z (SEO)
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Handbook of the Birds of the World

 

 

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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