Búho real: el rey de la noche
Duc - Bubo bubo (Eurasian Eagle-owl)
Si eres un conejo… no leerás esto, claro. Pero pongamos que eres un conejo; tus terrores nunca descansan porque cuando el águila real (Àguila daurada) y otras rapaces grandes se van a dormir despierta el relevo nocturno cuyas alas son más silenciosas que las de los cazadores diurnos; si se ha fijado en ti ¡mala suerte!
Hablamos del rey indiscutible de las rapaces nocturnas, el búho real; sus 188 cm de punta a punta de ala (y hasta 71 cm de punta de pico a punta de cola) no tienen rival entre los depredadores de la noche. Y no solo los conejos han de mirar por sobre el hombro; liebres, garzas, busardos ratoneros (Aligot comú) e incluso – excepcionalmente – algún zorro. Se ha documentado el canibalismo en esta especie sobre los jóvenes y pollos más débiles devorados por sus padres o hermanos y también algún adulto, aunque ese sea un caso muy raro. ¡Poca broma! Sin embargo, el grueso de su dieta se compone de roedores y aves de mediano tamaño, como el arrendajo euroasiático (Gaig) o menores. Parece que las hembras se atreven con presas más grandes que las que capturan los machos.
Aunque es una ave difícil de ver, en la península ibérica se han medido densidades de hasta seis parejas en 100 kilómetros cuadrados. Y en el sur de Francia hasta cincuenta parejas en 200 km/2. Parte de su éxito radica en que anida en acantilados, que suelen ser lugares bastante inaccesibles. Sabiamente, aunque con las consabidas excepciones, habita zonas poco pobladas por el ser humano; terrenos abruptos mezcla de roca, matorral y áreas abiertas. Evita el bosque denso ya que su tamaño no es apto para cazar ahí dentro. En cuanto a la altitud, en Europa ocupa desde los 0 a los 2.000 m.s.n.m. y hasta los 4.500 m en el Himalaya. Puede pernoctar y criar en lugares poco óptimos siempre que disponga de presas suficientes, por ejemplo, en una cantera cerca de un vertedero (paraíso de las ratas).
Lo encontramos en todas las serranías y macizos de nuestra geografía, desde el Montsant al Montsec pasando por el Montserrat y el Montseny incluso, puntualmente, en el litoral (Cap de Creus y Garraf).
Habita los roquedales pre-pirenáicos y, en realidad, está bastante distribuido, aunque al/la pajarer@ que no goce de buenos contactos y chivatazos, le va a costar lo suyo ver uno. En veintitrés años de pajarear, solo en una ocasión descubrí un búho real por mi cuenta; más a menudo me dijeron dónde había que buscarlo. Al último que yo tenía localizado se le derrumbó la cornisa y no sé dónde para… ¡Ya es mala pata, caramba!
Si lleváis tiempo leyendo los articulillos de “Conócelas” posiblemente podréis recitar de memoria las amenazas que sufren estas aves; choque con tendidos eléctricos (de noche y con niebla…), envenenamiento, escasez de presas, urbanismo galopante, incendios… Por riesgos no va a quedar. En Catalunya se lo considera casi amenazado. El ICO (año 2002) calculó su población catalana en, como máximo 1.400 ejemplares adultos. Ignoro cómo ha variado ese censo en las casi dos décadas transcurridas desde entonces.
El búho real es un ave residente y, en consecuencia, muy poco dada a las migraciones. Los únicos desplazamientos regulares y significativos (casi nunca más de unos escasos cientos de kilómetros) los realizan los ejemplares inmaduros que buscan un territorio donde asentarse tras ser expulsados del de sus padres y los de otras parejas que se ríen de las bondades del compartir. Es lo que se llama dispersión juvenil y esa necesidad da lugar a que aparezcan jovenzuelos crecidos en lugares inesperados, aunque casi siempre será por poco rato, claro.
En mayores o menores densidades habita por toda Europa excepto Irlanda, Reino Unido y Países Bajos. En el norte de África ocupa su lugar el búho desértico (Bubo ascalaphus) pero el área de distribución del búho real se extiende hasta los confines orientales de China y Rusia (Sajalín y Madagán), alcanzando el norte de Japón y las Islas Kuriles. Sus poblaciones más meridionales se hallan en el sur de Israel y el SE de China.
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