Cardenal norteño: proclive al divorcio
Cardenal vermell - Cardinalis cardinalis (Northern Cardinal)
La familia Cardinalidae consta de 49 especies de paseriformes. Las que crían más al norte llegan al sector SO de Canadá mientras que las más meridionales residen en el tercio norte de Argentina. El cardenal norteño es una especie no migratoria cuya área de distribución abarca la mitad oriental de Estados Unidos, el SE del estado canadiense de Ontario, el sur de los estados de New Mexico y Arizona y buena parte de México, llegando hasta la península de Yucatán.
Habita un montón de ecosistemas: desde herbazales con matorrales grandes y/o árboles pequeños, a arboledas ribereñas, bosques diversos, manglares, terreno agrícola, parques y jardines.
De punta de pico a punta de cola mide entre 22,2 y 23,5 cm. Hembras y machos se distinguen con facilidad aunque, un macho muy joven puede confundirse con una hembra joven o adulta. En la foto de cabecera aparece una hembra adulta y en la de abajo un macho típico.
En base a diversos estudios, se puede decir que su dieta – en promedio – se compone de un 29% de materia animal y un 71% de materia vegetal. Semillas, bayas, fruta, larvas y adultos de muchos tipos de insectos (escarabajos, mantis, saltamontes, chinches, hormigas, mariposas…) pero también arañas, ciempiés y caracoles. No he leído que se meta con los pequeños vertebrados. A sus pollos los ceba exclusivamente con invertebrados, para que crezcan rápido y sobrados de proteína. Es un ave de las que se encuentran fácilmente en los comederos, sobre todo en la primeras y últimas horas del día. Y mucho más en invierno que en verano. De hecho, la mayoría de comederos se dejan de proveer entre de primeros de mayo y septiembre.
Por ser un pájaro muy popular, se han llevado a cabo infinitud de estudios sobre él y, en especial, sobre su procedimiento de cría. Lo que cuento a continuación, aun siendo largo, no es ni la vigésima parte de lo que se puede encontrar en la web Birds of the World (The Cornell Lab of Ornitology). Algunas parejas se mantienen durante todo el año pero la mayoría termina en “divorcio” cuando los juveniles se independizan. La hembra se encarga de hacer el nido en el interior de una enredadera o de zonas de gran densidad de hojas en árboles de poca altura. El macho alimenta a la hembra mientras ella está en esas tareas y en ocasiones le trae algo de material. Usan ramitas finas, hebras de hierba, hojas, agujas de pino, corteza de vid y, a veces, papel o algún pedazo de plástico. El modelo es muy tradicional, en forma de copa hirsuta por fuera pero con la cavidad interior pulida. No es raro que el cardenal norteño realice una segunda puesta pero, salvo excepciones, no utilizará el primer nido si no que construirá uno nuevo. Se supone que la proliferación de nidos antiguos complica la tarea de los depredadores (mustélidos, serpientes…). No parece que la hembra ponga huevos para sustituir los que han sido depredados. Y si lo son todos, busca otro sitio y monta un nuevo nido. En ocasiones hace eso mismo si le quitan un solo huevo. La puesta puede tener entre uno y cinco huevos aunque lo más habitual son dos o tres. Solo incuba la hembra, alimentada por el macho, pero ambos conyugues ceban a los pollos.
El cardenal norteño es común e incluso abundante en muchos estados de EEUU y se ha constatado que, entre 1970 y 2014 su población creció en un 17%. Y eso a pesar de que, como el resto de paseriformes que toleran y aprovechan la cercanía humana, padece la letanía habitual de causas de muerte que les brindamos: atropellos, choque contra cristales, depredación por gatos… En cambio, la alteración humana de los ecosistemas originales le favorece al brindarle un paisaje con claros, huertos, bosquetes, arbustos, suficiente agua y mucha comida, variada y de fácil acceso. Hay regiones de EEUU donde lo extraño es ver un jardín sin comederos ni bebederos para aves.