Carpintero andino: sin rastro de árboles
Colaptes rupicola (Andean Flicker)
Muchos carpinteros andinos nacen, se reproducen y mueren sin haber visto un árbol. Eso se debe a que habitan la puna: el ecosistema del altiplano seco, por sobre los 2000 m.s.n.m. y hasta los 5.000. Otros también frecuenta zonas rocosas siempre que se alternen con suelo blando donde excavar sus madrigueras.
Al carpintero andino le gusta situarse en enclaves prominentes, como peñascos, edificios y árboles – cuando los hay – para otear el entorno. Allí donde es común, ese hábito lo torna ubicuo y difícil de pasar por alto, riéndose de la discreción que distingue a muchas otras especies de aves.
No es que carezca de depredadores, sobre todo aves rapaces y el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) pero quizás A) suele salirse de rositas cuando lo atacan o B) no está muy bien de la cabeza. Un factor que contribuye a evitar lo peor es el hecho de que viva en pequeños grupos y nidifique en colonias de entre tres y diez parejas o incluso más, lo que le permite controlar mejor cualquier peligro en los páramos con buena visibilidad donde habita.
De punta de pico a punta de cola mide unos 32 cm. Machos y hembras presentan idéntico aspecto salvo en las dos subespecies meridionales en las que una “pincelada” de rojo oscuro al final de la bigotera – a menudo difícil de apreciar – distingue al macho.
Se alimenta en el suelo y su dieta consiste en insectos y sus larvas, principalmente escarabajos, polillas, mariposas y hormigas. No me consta que ingiera materia vegetal. Sus áreas de alimentación pueden distar varios kilómetros de sus zonas de cría y descanso, que a menudo se sitúan a mayores altitudes. A la hora de buscar comida, es un ave sistemática que revisa palmo a palmo el terreno, al estilo de las limícolas, sin dejarse seducir solo por los hormigueros u otras fuentes evidentes de alimento. Su pico, algo más largo que en el resto de pícidos – respecto a su tamaño – le sirve para alcanzar larvas que se hallen bajo tierra hasta una profundidad de 5 cm.
Para criar, la pareja excava un túnel de entre un metro y metro y medio, rematándolo, al fondo, con una cámara de aprox. 30 cm de diámetro. Aunque es una especie localmente común e incluso abundante, no está bien estudiada todavía. Pero se sabe que ambos cónyuges alimentan a los pollos.
Su área de distribución se describe en un pis pas: abarca un arco de ecosistemas aptos (ya descritos) que va desde el sur de Ecuador hasta el norte de Chile y NO de Argentina. Es una especie sedentaria que, no obstante, hace desplazamientos altitudinales empujada por las heladas y nevadas que dificultan su alimentación y supervivencia. Pero, en cuanto a estado de conservación, por ahora se la considera no amenazada.