¡Conócelas!

Escribano lapón: acolchados premium
Repicatalons de Lapònia - Calcarius lapponicus (Lapland Bunting)

Hace tiempo escribí un articulillo sobre cada uno de los seis escribanos que crían en la península ibérica y Catalunya. El último de los seis fue el escribano hortelano (hortolà) y lo traté en el año 2021. Pero en Europa (sin ir más lejos) hay otros escribanos y uno de ellos es éste. Aunque nunca ha criado en España (salvo quizás durante la glaciación), casi cada año se ve alguno que otro en la cornisa cantábrica. El eBird recoge dos citas en Catalunya: cerca de Vic en el 2017 y en Aiguamolls de l’Empordà en 2010. La observación más sureña es una de Casablanca (Marruecos) en 2021. Pero su distribución habitual se divide en dos: territorio de cría en verano por la mayor parte del círculo polar ártico, Alaska, Canadá, Groenlandia, Escandinavia (excepto Islandia) y Siberia. En invierno, las poblaciones del neártico vuelan hasta EE.UU. y las euroasiáticas se dispersan desde Irlanda hasta Corea del Sur y el norte de Japón, sobre todo Kazajistán, Mongolia y el cuadrante noreste de China. Las aves de Escandinavia bajan al norte de Europa, mayormente Dinamarca, Holanda, norte de Alemania, este de Reino Unido y la Francia atlántica.

Generalmente se reproduce en la tundra cerca del límite de los árboles, aunque me lo he encontrado (en Alaska) a unos 200 km del árbol más cercano, pero evita la tundra arbustiva y la taiga. En migración y en invierno le sirve cualquier terreno abierto: estepas, barbechos, dunas y pastizales costeros, incluso campos de golf y aeropuertos.

Mide entre 14 y 15,5 cm de punta de pico a punta de cola. El macho nupcial puede contemplarse en la foto de abajo, los ejemplares en plumaje invernal son como el de la foto de cabecera (tomada en Asturias, por cierto). La hembra nupcial es como un ejemplar invernal con tonos más contrastados (con más blanco y negro) y un parche castaño en la nuca como el que luce el macho, aunque algo desvaído, en comparación.

Durante primavera y verano añade los invertebrados a la dieta perenne de semillas. Dentro de los invertebrados prefiere comida fácil de capturar, básicamente que no vuele: larvas diversas, escarabajos, arañas y lombrices, entre otros.

Las parejas se forman en las zonas de cría; nada de ligar por el camino o incluso en invierno, como hacen algunas especies de aves. La hembra empieza a construir el nido en junio, cuando la nieve se ha retirado en su mayor parte y tienen lugar las primeras cópulas. Ha de darse brillo porque, en zonas tan extremas, la bonanza climática dura apenas tres meses y solo permite realizar una puesta. La hembra excava una depersión en el suelo, la forra de musgo y pone finas hojas de hierba seca entrelazada por encima. El toque final consiste en un colchón cálido de plumas de lagopódo alpino (perdiu blanca), éider común (èider comú) o incluso cuervo grande (corb común). Opcionalmente puede emplear pelo de liebre, lemming, perro o buey almizclero; todo depende de los materiales que encuentre más “a pico” (no va a ser “a mano”) en su entorno. La puesta oscila entre 3 y 7 huevos. De nuevo es la hembra quien incuba. El macho permanece junto a ella pero no la alimenta, limitándose a vigilar mientras ella solo deja de incubar durante cortos periodos para buscar comida. En caso de amenaza se ha observado que emplea la táctica de aparentar un ala rota, como hacen muchos limícolas. De esa manera el depredador la persigue y cuando ella ha conseguido alejarlo del nido, regresa a él volando. Los polluelos recientes han de permanecer en él y la hembra los proteje “incubándolos” a ratos, sobre todo durante las frías noches o las lluvias. Pero eso termina al cabo de una semana, cuando el pollo sano ya es capaz de soportar la intemperie. Ahora sí, ambos padres trabajan para alimentarlos aunque la contribución del macho es irregular: parece ser que cuanto más espectacular es el plumaje nupcial de un macho – concretamente, cuanto mayores son las áreas de plumaje negro en pecho y flancos – menos se curra la pitanza de los retoños. Inversamente, los machos con poca extensión de negro trabajan en ello tanto como las hembras. Y cuando los machos traen comida, traen mayor cantidad que las hembras. Hacia los 23 días de edad los juveniles se independizan y se juntan en bandos (pandillas, digamos) que nomadean antes de iniciar la migración otoñal.

La población de este escribano se ha calculado en 150.000.000 de adultos, así que la UICN lo clasifica de no amenazado. Es común en hábitats adecuados y éstos están poco poblados por humanos, así que les pinta bien. Eso no significa que no mueran a causa de choques con cristaleras, atropellos, depredación por gatos y exceso de pesticidas; significa que esas muertes – añadidas a las naturales – no parecen poner en riesgo la buena salud de la especie.

Macho nupcial de escribano lapón en el Freshwater Lake (Utqiaġvik – Alaska 14-6-2008). Foto de Salva Solé.

eBird

 

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

El portal web GLSEOBarcelona da acceso a los contenidos elaborados por el Grupo Local SEO Barcelona de SEO/Birdlife quien podrá utilizar cookies propias y de terceros para mejorar la oferta de sus servicios. Si continúa navegando, consideraremos que acepta su uso. Puede obtener más información en Aviso Legal, en su apartado Política de cookies.