Mito común: el chupachups incansable
Mallerenga cuallarga - Aegithalos caudatus (Long-tailed Tit)
Si observáis un grupo de chupa-chups que vuelan de un árbol a otro es que estáis viendo un bando de mito común. El batir de sus alas es apenas visible para nuestra percepción, así que la similitud con el caramelo de palito se mantiene incluso en vuelo. Las águilas están hartas de que los mitos se les choteen; “¡A que no me coges, a que no me coges!”, les dicen. Aunque, para darles sustos, están los gavilanes y los azores, qué sí que cazan aves pequeñas entre los árboles y de los cuales no se ríen los mitos.
Esta especie la podemos hallar en bosques, arboledas y jardines a lo largo de los 10.800 km que median entre el sur de Portugal y la Península de Kamchatka (extremo oriental de Rusia).
Habita climas templados y boreales, pero también hay una población que se ha adaptado a los calores del S.O. de Irán, el punto más meridional de su distribución. Aunque abarca toda la cuenca mediterránea septentrional, desde España hasta Turquía, está ausente de África.
De punta de pico a punta de cola mide entre 13 y 16 cm. Pero si a esas medidas le restamos entre 7 y 9 cm de cola, el pajarito se nos queda en nada. Machos y hembras presentan idéntico aspecto pero existen nada menos que diecisiete subespecies y la nominal (A. c. caudatus) del centro y norte de Europa, tiene toda la cabeza blanca. Su dieta está compuesta principalmente por pequeños invertebrados. Si captura un bicho demasiado grande como para tragárselo entero, lo sujeta con una pata y, al estilo de, por ejemplo, los busardos, le va arrancando porciones a picotazos. En otoño e invierno también consume semillas, brotes e incluso olivas. Se le ha visto bebiendo savia pero es más bien un excepción.
En Catalunya está presente en casi todos los bosques y arboledas, aunque quizás no es tan común en pinares estrictos ya que prefiere la variedad de árboles (bosque mixto). Aunque es una especie casi omnipresente, su costumbre de ir en bandos determina que a veces cuesten de hallar pues los mitos de una misma zona a menudo van juntos y, o ves el grupo, o no ves ninguno. Por suerte resultan fáciles de detectar gracias a su característico reclamo.
Si queréis probar suerte, en Barcelona os recomiendo Collserola, y el Parc del Laberint d´Horta. Otro buen sitio es el Parc Nou, en Olot (pueblo).
No es tímido, al igual que los reyezuelos, pero se mueve tanto y tan deprisa que da faena observarlo con detalle.