Abejaruco europeo: pantone con alas
Abellerol - Merops apiaster (European Bee-eater)
Para colores, abejarucos, se podría decir. La familia Meropidae cuenta con 31 especies distribuidas entre Eurasia, África, Sureste asiático y Australia. Es una de las familias aviares cuyo cromatismo anda más desbocado.
En Europa hay solo dos especies, el comparativamente discreto abejaruco persa y nuestro variopinto abejaruco europeo.
El área de distribución de este último tiene una zona en forma de anillo abierto en Sudáfrica y Namibia, únicos países donde está presente a lo largo de todo el año. En el hemisferio norte, desde Portugal y el N.O. de Marruecos hasta el S.O. de Rusia y el N.E. de China, es estival, emigrando en otoño hacia varias zonas del África subsahariana y retornando al norte en primavera.
En Catalunya resulta localmente común y conspicuo, sobre todo durante la migración pre-nupcial (de marzo a mayo). Para criar, necesita taludes arenosos o terrosos donde excavar su larga madriguera de entre 70 y 150 cm de longitud, al final de la cual hace su nido. Si la zona abunda en alimento, puede formar pequeñas colonias compuestas por varias parejas. Tarda entre 10 y 20 días en excavar la madriguera y llega a retirar hasta 12 kg de tierra. También excava una o dos salidas falsas para despistar a posibles depredadores tales como comadrejas y ofidios.
Aunque es un experto devorador de abejas, ave maldita para los apicultores, la verdad es que caza cualquier tipo de insecto de mediana y gran talla, desde libélulas a coleópteros pasando por típulas y mariposas. En realidad atrapa cualquier insecto volador diurno. Si abundan las abejas, tira de abejas y si abundan las cigarras, de cigarras.
Antes de ingerir insectos con aguijón, los restriega expertamente contra una rama hasta librarlos de su arma.
La diferencia entre machos y hembras radica en sutiles matices de los colores y leves cambios de la extensión de estos, con lo cual resulta casi imposible distinguirlas de machos inmaduros o de plumaje “no ortodoxo”. De punta de pico a punta de cola mide cosa de 28 cm.
Hay países donde se los caza para la gastronomía palurda; por desgracia, los pajaritos fritos no es una reminiscencia atávica exclusiva de los reductos paleolíticos en Iberia… Pero esta es una especie prolífica que, en general, no se halla amenazada. No obstante, a medio y largo plazo, parece que el abuso de pesticidas sería el factor que más afectaría a sus poblaciones.
Para verlo en Catalunya, los secanos de Lleida, al este, al sureste y al sur de esa ciudad, son una amplia zona donde, si vamos entre mediados de abril y julio, resultaría raro circular durante dos horas sin ver alguno.
