Abubilla: el guerrero arapahoe
Puput - Upupa epops (Common Hoopoe)
Los nativos de las praderas del salvaje oeste no pudieron copiar el estilo de la abubilla porque no las hay en América lo cual supone una prueba heterodoxa de convergencia evolutiva. Y es que ese penacho, de no existir, habría que inventarlo. La abubilla se ríe de los guerreros arapahoes porque ellos no pueden plegarlo y extenderlo a voluntad. En realidad, solo la levanta cuando está alerta o alarmada y se trata de un gesto automático, no voluntario. Pero eso tampoco lo podían hacer los indios con sus penachos, así que le vamos a admitir la gracia.
La abubilla es un ave sedentaria en buena parte de África, zonas de Arabia Saudita, el sur de Irán, el este de Pakistán, la India y el Sureste Asiático, incluido el extremo suroriental de China. Es residente en la mitad meridional de la península ibérica. En otras zonas de España y en Catalunya, desde hace más de un par de décadas, entre octubre y marzo queda una población que pasa de emigrar ¿Para qué, si que los inviernos cada vez tienden a ser más cortos y menos fríos? En el resto de Europa, Rusia y China, por tratarse de latitudes más altas, solo ocupa ese enorme territorio para criar. Y está ausente, o es poco habitual, en las islas británicas, Dinamarca y Escandinavia, aunque cabe suponer cada vez se la verá más por allí.
Los estudios que el ICO realizó en Catalunya durante la primera década de este siglo estiman que casi 40.000 ejemplares son residentes mientras que, otros 120.000 (+/- 20.000) llegan en primavera para reproducirse.
La abubilla es una ave de ecosistemas abiertos con arbolado disperso y matorral. Puede vivir en bosques poco densos con áreas despejadas. Las zonas agrícolas y periurbanas también le gustan. Como datos curiosos cabe citar que, aunque normalmente nidifica en oquedades de árboles o pequeños acantilados, cualquier agujero ubicado en un entorno donde abunde el alimento le viene bien. Por eso se han encontrado nidos en vehículos abandonados, en una fuente ornamental seca e incluso en una alfombra enrollada. Pero la abubilla es famosa por la glándula de líquido pestífero con la que puede emitir un chorro con olor a carne podrida. Y acompañarlo de una proyección de heces líquidas con un alcance de hasta 60 cm. Semejante arma la emplean, tanto los pollos como los adultos, para defenderse de los depredadores, entre los cuales se clasifican las personas que curiosean por sus nidos. Estáis avisad@s…
Los invertebrados son la base de su dieta: grandes saltamontes y langostas, escarabajos, orugas, arañas, típulas, ciempiés y grillos. Ninguno de estos bichos vuela bien y es que no suele cazarlos en el aire si no en el suelo. Cuando tiene ocasión y se atreve, prueba a capturar ranas pequeñas, lagartijas y crías de culebras de hasta 15 cm de longitud. De punta de largo pico a punta de cola mide entre 19 y 23 cm ya que hay un sensible variación de tamaño entre subespecies. Machos y hembras presentan similar aspecto.
Ver a la abubilla es fácil en casi cualquier espacio abierto pero – por recomendar uno – los secanos de Lleida, entre abril y junio, son un buen sitio y resultaría muy raro pasar allí una jornada sin divisar alguna, ni que sea en su característico vuelo mariposeante.
Para detectarla también es útil conocer su canto pues este es distintivo (“pu-pu-pú”) y ha inspirado varios de sus nombres populares. Tres notas prácticamente idénticas que no resultan difíciles de diferenciar de las dos distintas típicas del cuco común, que son las que más se le parecen.