Corocoro rojo: imposible pasar desapercibida
Ibis escarlata - Eudocimus ruber (Scarlet ibis)
Las seis vocales de su nombre son la misma; o. Y apostad algo a que “corocoro” es un nombre onomatopéyico relacionado con las emisiones vocales de este ave.
Les presento a una de las más rojas del mundo: no pasa desapercibida. Solo conseguí ver un adulto con el pico rosado que es el que aparece en la foto de cabecera, tono que, curiosamente, es el de eclipse (negro en época nupcial, véanse las otras dos fotos). Los juveniles son pardos con el vientre blanco y les van creciendo plumas escarlatas conforme crecen. Los inmaduros también tienen el pico rosado. Aunque el macho es algo mayor y más pesado que la hembra, no hay dimorfismo sexual apreciable en el campo. De punta de pico a punta de cola mide entre 56 y 71 cm. Su envergadura alar máxima no pasa de los 105 cm.
Hablamos de un ibis cuya población mundial se estima en entre 100.000 y 150.000 ejemplares y no se considera amenazado porque se adapta a muchos ecosistemas húmedos: llanos mareales, manglares, estanques de depuradoras, campos de arroz, lagunas de agua dulce o salada… Pero siente debilidad por las desembocaduras de los ríos.
Es un ave sociable que se mueve casi siempre en grupos que pueden llegar a sumar cientos de ejemplares. Nidifica colonialmente tras una temporada de lluvias intensas.
Se le encuentra en el norte de Colombia y Venezuela, a lo largo de la costa de las Guayanas y norte de Brasil. También tiene una población aislada en la costa sureste de Brasil, desde Río de Janeiro hasta Santa Catarina. Y en la isla de Trinidad. Se le ha reportado en Panamá, Belize y hasta en Ecuador pues, por lo visto, la especie alberga algunos ejemplares muy viajeros. Las bandadas hacen desplazamientos de unos pocos cientos de kilómetros moviéndose hacia el interior de los ríos en la temporada seca. Los de la isla de Trinidad duermen allí pero cada día se van a alimentar a Venezuela, cruzando un brazo de mar de 32 km.
Su plato preferido son los cangrejos (varias especies). Pero también moluscos bivalvos, caracoles, insectos, gusanos y pececillos. Se sospecha que a los polluelos les sienta mal la comida salada, asunto que está constatado con un pariente cercano, el corocoro blanco (Educimus albus). Debe ser por eso que los adultos de corocoro rojo vuelan respetables distancias hasta lugares de agua dulce para ir a capturarles el menú. De mayores, superan esa adversión metabólica a la sal.
Las fotos de este articulillo están obtenidas durante una salida en lancha por los manglares de Cubatao (SE de Brasil) donde tuvimos que dar muchas vueltas para localizar la bandada.
