Garcilla bueyera: subirse a las vacas
Espulgabous - Bubulcus ibis (Cattle Egret)
Se llaman cosmopolitas las especies de aves (o de plantas, etc.) que se encuentran en muchos lugares del planeta. La garcilla bueyera es taaan cosmopolita que la descripción detallada de su mapa de distribución resultaría cansina. Digamos que, en la Eurasia occidental, solo se encuentra en el sur (desde Portugal hasta las orillas del Mar Caspio) y en Asía solo en zonas tropicales, desde la India a China y, en verano, hasta a Japón. También es estival en E.E.U.U. pero sedentaria en Centro y Sudamérica, África, Indochina, Nueva Zelanda y varias zonas de Australia.
En Catalunya la podemos ver todo el año y es bastante común allí donde coinciden la agricultura y la ganadería.
En el Delta de l´Ebre solo hay rebaños en unas pocas zonas pero igualmente está muy extendida y es un buen lugar para observarla, junto a otras ardeidas, por ejemplo, en la cuneta de carreteras y campos inmediatos.
Desde agosto a mediados de febrero (al menos en Catalunya) su plumaje es blanco, pero en época de reproducción, las plumas del pecho y de la coronilla (pileo) se tiñen de un tono anaranjado y el pico pasa de amarillo a casi rojo. Machos y hembras presentan idéntico aspecto y, de punta de pico a punta de cola, miden entre 46 y 56 cm, según subespecies.
Se nutre básicamente de insectos tales como grillos, escarabajos, orugas, cigarras, libélulas, saltamontes… Además captura anfibios, moluscos, peces, pequeños reptiles (lagartos, serpientes) e incluso pollos de otras aves.
Si bien no está tan ligada al ganado como a veces se piensa, su rasgo de conducta más llamativo es esa costumbre de subirse a las vacas, los caballos e incluso las ovejas.
En nuestras latitudes, solo los estorninos – de tarde en tarde – hacen eso mismo. Muchas gente deduce que se suben ahí para desparasitar al ganado pero, aunque de vez en cuando se coman alguna garrapata o tábano que esté martirizando a su montura, usan a las vacas y demás como atalayas desde las que divisar bichos. En terreno llano, la altura que ganan al subirse sobre los animales les permite ver muchas más presas. Además, el avance del ganado levanta un montón de microfauna que, cuando está quieta, resulta más difícil de detectar. Si a ello sumamos que los excrementos de los grandes animales atraen a coleópteros y otros insectos sabrosos, se evidencia que, al asociarse a los grandes animales herbívoros, esta garcilla ha dado con todo un filón alimentario. Sin duda, la colonización humana del planeta ha expandido el área de distribución de esta especie puesto que la gente lleva sus reses allí donde va. Y va a todas partes… También, junto a gaviotas, garzas reales y otras aves que saben reconocer una buena oportunidad de llenar la tripa, sigue a los tractores que aran. Por si eso fuera poco, acude a la comida fácil de los vertederos; de ahí que, a menudo, se vean ejemplares con el plumaje bastante guarro. Podemos decir, pues, que con tantos recursos nutritivos a su alcance, la garcilla bueyera se ríe del hambre.