Araós – La Bonaigua: reseña de una excursión romántica
El Grup Local SEO Barcelona conoce bien esta excursión ya que Salva Solé, miembro veterano del grupo, lleva 6 años organizándola. Solo el año pasado no se llegó a hacer y no por falta de quorum si no por falta de coches. Este año más que nunca el aire estaba cargado de una connotación romántica y me refiero al movimiento cultural que impregnó Europa a principio del siglo XIX. El tiempo nublado, húmedo, con bancos de niebla alternándose a imprevistos rayos de sol creaban la atmósfera romántica, ayudados por la ausencia de turistas en el Pallars Sobirà, seguramente ahuyentados por la amenaza de mal tiempo.

El grupo reducido de 8 personas repartidos en 2 coches resultó ser una compañía divertida, unida y dinámica. Antes de llegar al alojamiento, hicimos una primera parada estratégica en un arroyo que desemboca en el Noguera Pallaresa en Rialp. Nuestro objetivo se hizo de rogar: el mirlo acuático apareció solo después de una paciente espera y no se dejó fotografiar, cómplice el agua que, bajando furiosa, tapaba las piedras donde le gusta detenerse. Llegamos al encantador albergue de Arestui el sábado a la hora de la comida y nos instalamos en su jardín con vistas al valle para el picnic. Después, algunos de nosotros fueron a descasar tras el largo viaje y otros tomamos la pista hacia Baiasca para una primera inspección pajarera de la zona. Nos recompensaron aviones roqueros, mosquiteros papialbos y un curioso nido de trepador azul, especie que ajusta con barro el agujero del tronco a su tamaño.

Deseosos de proseguir con la aventura, nos dirigimos a la presa del pantano de Torrassa para admirar el agua que manaba de las compuertas de la presa con una potencia titánica. Una parte del embalse donde el agua estaba razonablemente quieta pululaba de vida acuática: bancos de peces pequeños, truchas comunes enormes e incluso una culebra atacando a una trucha. Esto no fue muy romántico, pero sí espectacular. Al otro lado del pantano, en La Guingueta d’Àneu, se extiende un lugar compuesto por la orilla, árboles de ribera, un campo de pastoreo y un pequeño bosque que muere en un bajo acantilado. Un lugar precioso, ligeramente ventoso donde todos oímos y pocos vimos un macho de oropéndola: ¿acaso existe un ave más romántica?

Nuestra siguiente etapa fue el Bosc de Gerdar; dejamos los coches en el refugio y nos encaminamos pista arriba, conscientes de que un bosque de abetos alberga poca diversidad aviar y, además, no deja que se vea fácilmente. Cuando no te esperas nada y solo hueles el frescor que desprenden los árboles, reyezuelos sencillos, carboneros garrapinos y ardillas son la alegría de la huerta. Pero, cuando de repente sobrevuela nuestras cabezas un picamaderos negro, inconfundible aun sin haberlo visto ni oído nunca antes, esto es una epifanía. ¿Acaso no es romántico? Cansados y felices, volvimos al albergue donde nos esperaba una abundante y sabrosa cena, y nos fuimos a dormir temprano.

La mañana siguiente empezó pronto, a las 7 ya estábamos de camino. Dejamos atrás Arestui rumbo a Araós, pueblo donde hicimos un alto solo para husmear entre las piedras del río por si el mirlo acuático nos dignaba de su presencia. No nos acompañó la suerte, pero al levantar la vista sobre las montañas boscosas que rezumaban vapor nos invadió una sensación poco menos que…… romántica. Subimos la ladera hasta los Bordes de Virós donde el bosque está interrumpido por unos grandes llanos. Es el lugar ideal para el elegante alcaudón dorsirrojo, que desde lo alto de un arbusto espera a su próxima víctima para ensartarla en una rama puntiaguda. ¿Acaso el romanticismo no tenía un toque macabro? Desde aquí teníamos la visión de las cumbres de las montañas de delante levantándose sobre el manto de niebla, digno de un óleo de Friedrich. Estuvimos un buen rato caminando entre bisbitas arbóreos planeando en pose de cortejo y mosquiteros comunes y papialbos que alternaban sus cantos, mientras la niebla sutil iba disipándose. Avistamos a un corzo mientras conducíamos por el bosque hasta el Pla de Buiro, un prado idílico donde pastaban verderones serranos y camachuelos. Poco más arriba, en el refugio del Gall Fer, no vimos urogallo, pero sí unos pocos orgullosos machos de piquituerto. Volvió a asomarse desde el bosque subyacente con un potente e insistente canto el picamaderos negro. Un romántico regalo.


Finalmente bajamos tal romántica montaña para conducir hacia el Port de La Bonaigua, un centro logístico de gran importancia tanto para las personas como para las aves. En esta cuesta escarpada y desarbolada encuentran refugio varias especies de gran valor, como la collalba gris, el acentor común y el roquero rojo que se hizo de rogar hasta el último minuto. Mientras le esperábamos fuimos entretenidos por una pareja de marmotas juguetonas. Posamos para una de las fotos de grupo más impecable que jamás ha disparado el repertorio de excelentes fotógrafos del Grup Local SEO Barcelona. Hasta las personas salimos todas divinamente: una postal. Finalmente comimos un plato combinado en un bar de València d’Àneu y retomamos rumbo hacia nuestros hogares en la urbe, no sin antes coronar la excursión con una cerveza mientras hacíamos la lista.
A continuación las especies observadas:

- Ánade azulón
- Garza real
- Buitre leonado
- Paloma torcaz
- Tórtola turca
- Cuco (oído)
- Vencejo común
- Picamaderos negro
- Pico picapinos
- Avión roquero
- Golondrina común
- Avión común
- Bisbita alpino
- Bisbita arbóreo
- Lavandera blanca
- Lavandera cascadeña
- Mirlo acuático europeo
- Acentor común
- Petirrojo europeo
- Ruiseñor común (oído)
- Colirrojo tizón
- Collalba gris
- Zorzal común
- Zorzal charlo
- Mirlo común
- Curruca capirotada
-
Paisaje de La Torrassa (Foto de Salva Solé) Mosquitero papialbo
- Mosquitero común
- Reyezuelo sencillo
- Chochín común
- Carbonero común
- Carbonero garrapinos
- Herrerillo común
- Mito común
- Trepador azul
- Agateador europeo
- Alcaudón dorsirrojo
- Urraca
- Arrendajo
- Grajilla
- Chova piquirroja
- Corneja negra
- Oropéndola europea
- Gorrión común
- Pinzón vulgar
- Pardillo común
- Jilguero europeo
- Verderón serrano
- Camachuelo común
- Piquituerto común