Avutarda cafre: el africano tranquilo
Neotis denhami (Denham´s Bustard)
Os lo confieso, todavía no he conseguido fotos pasables de la avutarda euroasiática, me la he topado en varias ocasiones, sí, pero siempre a más de cien metros de distancia. Sin embargo, una de las pocas avutardas cafres que he visto en mi vida, al descubrir que había venido a posarse a veinte metros de nuestro coche, inició una lenta huida aristocrática y permitió varios retratos, pues este pájaro se ríe de las prisas. Y ante´ mue´ta que sensilla.
La avutarda cafre tiene poblaciones dispersas en amplias regiones del África subsahariana.
Se distribuye (en los entornos adecuados) desde Senegal hasta el oeste de Etiopía. Otros países donde todavía se la puede hallar son Nigeria, Uganda, Kenia, Tanzania, R.D. del Congo, Zambia, Malawi, Angola, Botswana y Sudáfrica. Habita herbazales extensos, sabanas de acacia y matorral. Donde no se la caza, también gusta de zonas agrícolas cerealistas y grandes espacios con pocos árboles, buena hierba y cobertura arbustiva.
De punta de pico a punta de cola, el macho mide 100 cm y la hembra cosa de 80 (la avutarda euroasiática: macho hasta 105 cm y hembra 75 cm). Dimorfismo sexual moderado; aparte de la diferencia de tamaño, la hembra presenta una franja muy clara que separa el tono gris de la parte anterior del cuello del color crema de la parte posterior. El individuo de la foto es un macho (retratado en Murchison Falls N.P. Uganda occidental)
La avutarda cafre come un poco de todo; invertebrados variados (langostas, escarabajos, termitas, lombrices), lagartijas, ranas, ratoncillos, polluelos de pequeñas aves terrestres, serpientes jóvenes… También materia vegetal como semillas diversas e incluso flores.
Su mayor azote es la conversión de las sabanas y herbazales naturales en cultivos, donde se las caza.
Su estatus de conservación es CITES II, léase; casi amenazada. Se desconoce cual es su población total, pero en varios países como Uganda, Sudáfrica y Nigeria se ha constatado un descenso de sus efectivos. De hecho, se está extinguiendo incluso en Kenia; a pesar de los grandes parques nacionales, se estima que allí solo quedan unos 300 ejemplares. Puesto que el desarrollo de los países africanos sigue el patrón de desarrollo que experimentaron los países europeos, la naturaleza sale perdiendo, felices excepciones a parte. Y, en ese marco de desafueros medioambientales, aves tan parsimoniosas como la avutarda cafre lo tienen crudo.