Barbudo bidentado: haciendo honor al nombre
Pogonornis bidentatus (Double-thooted Barbet)
Dentro del amplio orden de los Piciformes (pájaros carpinteros, tucanes, indicadores y afines) tenemos cuatro familias de barbudos, un tipo de ave tropical que está presente en Centro y Sudamérica, Asia y África, pero que no tiene ningún “embajador” en Europa, Rusia ni Norteamérica. En total son 107 especies, algunas de ellas muy coloreadas y espectaculares.
Al barbudo bidentado solo se le halla en una estrecha franja de países africanos ecuatoriales que abarca desde Guinea-Bissau hasta el este de Etiopía; esos dos países albergan las poblaciones más septentrionales, mientras que las más meridionales se encuentran en el NE de Angola. Es un habitante sedentario de las junglas y su sotobosque – sobre todo en el entorno de claros – zonas de matorral alto, bosque secundario, arboledas, terreno agrícola arbolado e incluso jardines. No se le suele ver por sobre los 1.800 metros, excepto en Kenia, donde alcanza los 2.300.
Desafortunadamente no podemos recomendarte ningún lugar en Catalunya con probabilidades de verlo. Tendrás que viajar.
De punta de pico a punta de cola mide cosa de 23 cm. La hembra solo se distingue del macho por unas minúsculas pintas negras que tiene en el lateral del vientre, cerca de la mancha blanca. Por eso sabemos que los ejemplares que ilustran este artículo son machos.
La dieta del barbudo bidentado consiste en fruta y artrópodos; un menú muy extenso que incluye, por ejemplo, aguacates, higos (ficus), papayas, hormigas, termitas, escarabajos, larvas variadas… Puesto que vive en un entorno que le proporciona comida durante todo el año, se ríe del concepto de migración. Construye el nido en el interior de una oquedad de hasta 46 cm de profundidad que él mismo excava en troncos y ramas podridas.
El barbudo bidentado está extendido y resulta moderadamente común en su área de distribución, seguramente porque se adapta a entornos alterados por el ser humano siempre que le deje suficientes árboles y sotobosque. También es frecuente en muchos parques nacionales.