Abejero europeo: el terror de las avispas
Aligot vesper — Pernis apivorus (European Honey-buzzard)
Mide entre 52 y 60 cm de punta de pico a punta de cola, alcanzando los 150 cm de envergadura alar. Al igual que otras rapaces, el plumaje del abejero europeo es muy variable y oscila entre los juveniles más pálidos, como el que se muestra en la foto de cabecera, y las hembras más oscuras (foto de abajo). Debido a ello – y a pesar de rasgos que, bien estudiados, pueden ayudar – resulta complicado distinguir los sexos. El género Pernis consta de otras tres especies, todas ellas asiáticas.
La competición por el alimento provoca la diversificación de dietas y especializaciones; lo ideal es encontrar un recurso trófico (un alimento) en el que nadie había pensado. En la naturaleza, como en la vida humana, lo ideal rara vez sucede, así que cualquier rapaz puede darse con un canto en el pico si caza lo que ninguna otra rapaz persigue, aunque existan aves que se hayan especializado en las mismas presas. El abejero europeo no tiene tanta suerte porque el alcotán europeo (Falcó mostatxut) y los cernícalos (xoriguers) pican insectos habitualmente, pero al centrarse principalmente en avispas y abejorros reduce mucho la competencia. Por su parte, el abejero no se limita a abejas y abejorros; en menor medida captura otros insectos voladores e incluso vertebrados tales como ranas, reptiles, roedores y aves. Las piezas de mayor tamaño que, excepcionalmente, se le ha visto cazar, serían la Paloma torcaz (Tudó) y el conejo. Parece que, en determinadas ocasiones, no desdeña la carroña de pequeños mamíferos. Su técnica más habitual consiste en seguir a las avispas en vuelo para localizar el avispero. Se ha registrado un seguimiento máximo de 8 km. Entonces se instala en los alrededores para capturarlas al vuelo o posadas en ramas y normalmente acaba reventando el avispero con las garras para devorar las larvas. Como en otros casos similares de animales comedores de avispas, es de suponer que el abejero europeo tiene cierta inmunidad al veneno de estos insectos y que el plumaje le supone una protección suficientemente eficaz. Aunque parece que esta rapaz se ríe del peligro, seguro que más de un ejemplar paga muy cara su osadía, sobre todo los jóvenes.
En 2018 los diarios sacaron al abejero europeo del anonimato al destacarse como efectivo azote para la avispa asiática (Vespa vetulina) que ha invadido el norte de la península ibérica y bastantes zonas del resto
Si las noticias difundidas no mienten, los gustos de nuestro protagonista de hoy han variado hasta el extremo de que, al menos en algunas zonas, el 70% de su dieta lo constituye esa especie de himenóptero invasor. En la península del Morrazo (Galicia) parece que en 2018 se zampó el 30% de su población. Dicho sea de paso, al abejaruco europeo (Abellerol), alcaudón dorsirrojo (Escorxador), urraca común (Garsa) y al arrendajo euroasiático (Gaig) también se les ha visto consumir esta avispa. El pito real ibérico (Picot verd) y el pico picapinos (Picot garser gros) se ceban en sus grandes nidos. Valga este apunte para reivindicar los “servicios” que la avifauna presta a nuestra sociedad incluso en un problema tan actual como el de las especies invasoras. Y tan antiguo como el control de plagas.
En Catalunya también tenemos el azote de la avispa asiática y, con él, nuestro aliado el abejero europeo que, aunque no sea un ave numerosa, siempre ha criado por aquí; datos antiguos del SIOC (ICO), anteriores a la aparición del dichoso insecto, estimaban la población catalana en entre 200 y 340 ejemplares adultos y parecía mantenerse estable. Deduzco a título particular (sin datos), que la aparición de la Vespa vetulina quizás haya redundado en un aumento del número de parejas reproductoras. No obstante, el abejero europeo cría en ambientes forestales húmedos y la desertificación galopante asociada a la crisis climática probablemente reduzca ese ecosistema en el sur de Europa; ello podría contrarrestar la ventaja del aumento de los recursos alimenticios.
En Catalunya, la distribución de esta rapaz se ciñe a los Pirineos y pre-pirineos. Por el este llega hasta el borde occidental de l´Alt Empordà y desde allí baja hasta el Maresme; su límite sur. En el resto de la península ibérica (datos del 2009) se concentra en la mitad norte (ninguna pareja en Valladolid y Castellón) aunque también tiene poblaciones muy puntuales en Huelva y Málaga. Se estima un total de entre 900 y 1.300 parejas para España, con entre el 80 y el 90% de ellas en el tercio norte.
La región mundial de cría del abejero europeo se extiende desde Portugal (al sur) y la Escandinavia subártica (al norte) hasta el centro de Rusia (por el norte) y las orillas meridionales del Mar Caspio (por el sur). Está prácticamente ausente de Kazajstán, Mongolia y China, países donde algunas parejas crían junto a la frontera rusa. Al terminar el otoño, Eurasia se vacía de abejeros europeos ya que todos emigran hacia el sur del Sáhara, distribuyéndose por los dos tercios meridionales de África, excepto Madagascar y la mayor parte de Somalia.
Por último diré que es mucho más fácil ver al abejero europeo en Catalunya durante los pasos migratorios de primavera y otoño que en época de cría. Un buen punto de observación es el Turó de la Magarola (Collserola) entre el 5 y el 30 de septiembre aunque, para asegurarse de verlo bien, mejor programar al menos tres sentadas allí ya que hay días en que casi no pasa, o pasa como por Cancún. El esfuerzo se recompensa con la visión de, al menos, otra decena de rapaces en tránsito.
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