Alondra totovía: la alondra forestal
Cotoliu – Lullula arborea (Woodlark)
He aquí el aláudido europeo más forestal. A diferencia de sus parientes (cogujadas, terreras. calandria…) que prefieren zonas despejadas, la alondra totovía frecuenta arboledas secas abiertas, jóvenes plantaciones de coníferas, límites de bosques, bosques quemados que rebrotan, huertos frutales y tierras de labor largamente abandonadas, con árboles. Pero evita el interior de las formaciones forestales húmedas y cerradas. La verdad es que es bastante generalista y se ríe de quienes solo pueden medrar en ecosistemas muy específicos. Te la puedes encontrar desde el nivel del mar a los 3.000 m de altitud, aunque eso solo en el Atlas (Marruecos), generalmente solo hasta los 2.000 m.
Su área de distribución es típicamente euro-mediterránea, con zonas estivales de cría desde Polonia al SO de Rusia y oriente próximo (se estira en verano hasta Irán y Turkmenistán) y residente/invernante en todos los países con costas mediterráneas, además de Rumanía, Bulgaria, Ucrania, centro-norte de Alemania y el sur de Inglaterra. También es sedentaria en Marruecos, el norte de Argelia y el NO de Túnez. Se presenta como solo invernante en Chipre, Israel, Siria y en algunas zonas de Egipto.
Muy extendida en la península ibérica no se encuentra en las islas Canarias ni en las Baleares. El ICO (año 2002) calculó que en Catalunya hay una población de entre 70.700 y 136.900 parejas. Es muy rara o prácticamente ausente en las comarcas del Barcelonés, el Maresme, la Vall d´Arán y Pla d´Urgell.
En Catalunya sus mayores densidades las encontramos en el Solsonés, la Segarra, el Berguerdà, Les Garrigues y Terra Alta.
De punta de pico a punta de cola mide cosa de 15 cm y, tal como sucede típicamente con los aláudidos, no es posible diferenciar los machos de las hembras por su aspecto. Os muestro un adulto en la foto de cabecera y un bonito juvenil “escamado” en la foto de abajo.
Su rasgo físico más exclusivo son esas cejas taaan largas que se unen en la nuca formando una V.
Se alimenta de invertebrados cuando abundan (entre abril y septiembre) y de materia vegetal como hojas y semillas cuando escasean (meses fríos), aunque quizás, a lo largo de todo el año, sea más omnívora que otras especies de aláudidos. Aunque va de “arbórea” y es fácil observarla cantando en el ápice de los pinos, se le nota la tendencia familiar porque, al igual que las terreras, cogujadas y demás, a la hora de nidificar escoge el suelo.
Su estatus de conservación es bueno ya que se beneficia de los incendios forestales y de eso nunca falta… Por otro lado, le perjudica el crecimiento del bosque y la agricultura intensiva que elimina márgenes y arboledas.
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