Carricerín real: de hábitat exquisito
Boscarla mostatxuda - Acrocephalus melanopogon (Moustached Warbler)
Con sus 12/13 cm de punta de pico a punta de cola puede ser igual de largo que el carricero común (Boscarla de canyar) o un centímetro más corto. El diminutivo (carricerín) se justificaría porque, al tener un aspecto compacto, podría parecer más pequeño. La única confusión cabal se presentaría con el carricerín común (Boscarla dels joncs), paseriforme de aspecto y hábitos muy similares – también escaso en Catalunya – pero que solo nos visita durante los pasos migratorios.
Hoy hablamos de un pájaro que se no conforma con cualquier sitio: es bastante selectivo respecto a sus hábitats y necesita una provisión permanente de pequeños invertebrados durante todo el año, algo que el cambio climático tendería a facilitar mientras los ecosistemas estén correctamente conservados.
En Europa, y por ahora, se le considera estable (no amenazado). Machos y hembras presentan el mismo aspecto (ausencia de dimorfismo sexual) y viven en lagunas y marismas con vegetación densa en las orillas, sobre todo carrizo. No le van las grandes alturas (máximo 1.950 m.s.n.m. en el Cáucaso) ni los climas frescos, que son más propios del carricerín común.
Su dieta consiste casi exclusivamente en bichitos de entre 2 y 5 milímetros de longitud que captura sobre todo en la base de la vegetación palustre, a filo de agua, tal como posa en la foto de cabecera. Se ha documentado la ingestión de cerezas y frutos saucos, aunque no debe ser nada frecuente.
El 24 de julio del 2016 vi un ejemplar de carricerín real en el Pantá de la Torrassa (Guingueta d’Aneu), a 935 m de altitud y fuera de cualquier sitio y rango altitudinal que me conste como habitado por esta especie en Catalunya donde, según el ICO, solo se distribuye por nuestros tres principales humedales costeros y un par de humedales del Segriá. La población catalana no sumaría más de 140 ejemplares maduros; son datos del 2002 y ya entonces, por aquí, estaba clasificada como “en peligro”.
Quienes todavía no conocíais esta especie habréis deducido que en Catalunya resulta puñetera de ver debido a su escasez, aunque esté presente todo el año. Se ríe del/la pajarer@ aficionad@ porque, entre su aspecto discreto (véase la foto de abajo) y su escasez, se puede tardar años en ver alguno. Aunque en el Delta de l’Ebre tiene el grueso de su población, yo lo he observado más a menudo en la depuradora del camping Almata (Aiguamolls de l’Empordà), preferentemente durante el invierno e inicios de primavera. Aun así, hay que echarle paciencia y allí tampoco se puede garantizar encontrarlo. Como siempre, para dar con él es necesario tenerlo en mente porque, de otro modo, a cierta distancia, podría parecer un mosquitero común o, si no te fijas, un carricero común.
En la península ibérica, el carricerín real es residente en los dos tercios septentrionales del litoral mediterráneo, realizando desplazamientos a lo largo del tercio restante durante el invierno. Sin embargo, en las zonas interiores es estival.
Su distribución mundial es muy dispersa en Europa y el África mediterránea, desde Cádiz y el NO de Marruecos hasta Turquía, Israel y Egipto. Por el norte llega hasta Ucrania. En Francia solo vive (es sedentario) en el litoral mediterráneo y está ausente – o es una especie muy rara – en el centro, oeste y norte de Europa (Irlanda, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Polonia…) De Italia y Austria hacia el este resulta más común pero presenta un mosaico de zonas de residencia, invernada y cría estival cuya descripción resultaría cansina.
Fuera de Europa se extiende por el sur de Kazajistán, países alrededor del Mar Cáspio, Uzbequistán y, en invierno, llega a Pakistán y el NO de la India.
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