Carricero común: un discreto personaje
Boscarla de canyar - Acrocephalus scirpaceus (Common Reed-warbler)
Entre abril y agosto, si os estáis atentos a las extensiones de carrizo, es probable que acabéis viendo a este discreto personaje. Aunque alguna vez, en migración post-nupcial, me lo encuentro en el Parc de la Ciutadella y Diagonal Mar, no es para nada un ave urbana. Cuando migra es más tolerante con la vegetación donde se esconde y acepta el matorral y los árboles bajos, aun lejos del agua. Pero a la hora de criar casi no sale de los carrizales porque se toma muy a pecho su nombre o, más bien, porque está especializado en ese ecosistema que comparte con el carricero tordal (Balquer), el cetia ruiseñor (Rossinyol bord) y el muy escaso carricerín real (Boscarla mostatxuda).
Entre abril y junio, canta subiéndose a los tallos de carrizo y cuanto más se entusiasma, más alto sube y menos cuesta localizarlo; solo en esas ocasiones se ríe de la discreción.
Su canto es fácil de identificar y podría confundirse con el del carricero tordal, aunque éste tiene algunas frases graves que recuerdan el croar de una rana.
De punta de pico a punta de cola mide 13 cm y carece de dimorfismo sexual; machos y hembras presentan idéntico aspecto. Se alimenta principalmente de insectos, sus larvas y huevos, así como de arañas. Ocasionalmente pica semillas, bayas y flores. El nido lo construye principal o exclusivamente la hembra y lo suspende “atado” a entre dos y ocho tallos de carrizo, a cierta altura del agua (lo normal es entre 40 y 90 cm). El nido va ganando altura conforme crecen los tallos de carrizo, así que el carricero común incuba (ambos sexos) en lo que es un ascensor muuuy lento. Se considera que nidifica en colonias laxas, quizás porque los territorios de la pareja son modestos y a veces se dan densidades de hasta 20 parejas por hectárea.
Cuando lo ves dando saltitos de tallo a tallo no dirías que es de esos pajarillos capaces de volar miles de kilómetros, dos veces al año. Como se aprecia en las fotos por la longitud de las plumas primarias, sus alas son más bien cortas, aunque no en exceso; han alcanzado una envergadura de compromiso entre moverse por una densa “jungla” de carrizo y realizar largas migraciones. Los ejemplares más aventureros viajan desde el sur de Finlandia hasta Zambia. Y eso nos lleva al apartado de distribución; fuera de África, desde Portugal a la punta NO de China y desde Cádiz hasta el, sur de Suecia y mitad meridional de Kazajstán, el carricero común es un visitante estival que viene a criar en sus ascensores de carrizo y se empieza a marchar tan pronto como en julio; primero se largan lo adultos y semanas después los juveniles. Todos vuelan hasta el África subsahariana y la mayoría se suelen quedar en una amplia franja que va desde Senegal y el norte de Gabón hasta Etiopía y las costas de Kenia. Los que se estiran más “abajo” llegan a Zambia. Pero en África existe una población residente que se mezcla con la migratoria en el centro-este del continente y que habita en Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto, así como en el mentado centro-este (Sudán del Sur, Etiopía, Uganda, Tanzania…) y el tercio sur; desde Angola y Mozambique hasta Sudáfrica.
Hasta hace poco SEO/BirdLife consideraba como especie aparte al carricero africano (Acrocephalus baeticatus) pero ahora se le considera la subespecie más meridional del carricero común.
En cuanto a su estatus de conservación diré que en la Europa meridional parece que empieza a declinar pero aumenta su presencia en el norte. Se le sigue considerando una especie no globalmente amenazada y común en la mayor parte de su distribución; se calcula que crían entre 500.000 y 600.000 parejas solo en el sur de Suecia. La población catalana, en el año 2.002, se estimó (datos del ICO) en entre 10.000 y 16.800 ejemplares adultos.
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