Colaespina de Temminck: alma de roedor
Ortònix australiá - Orthonyx temminckii (Australian Logrunner)

Lo normal es no haber oído hablar de ellos, ni volver a tener noticias suyas después de leer este artículo, pero en el mundo hay tres Orthonix (colaespinas): él de Temminck, el de Spalding y el papú. Los dos primeros habitan zonas relativamente pequeñas del este de Australia y el tercero está distribuido por cuatro regiones de Papúa-Nueva Guinea.

Al colaespina de Temminck hay que buscarlo en el sotobosque lluvioso, tanto subtropical como templado y en el ecotono de éste con el bosque esclerófilo (adaptado a la sequía) todavía algo húmedo. Lo encontraremos a lo largo de una franja litoral y prelitoral relativamente estrecha entre Kilkivan y Watersleigh, localidades separadas, en línea recta, cosa de 1000 km. Las citas más interiores se sitúan a 160 km de la costa ya que, cuanto más hacia el interior, más seco es el clima.

De punta de pico a punta de cola mide entre 18 y 21 cm; lo que vemos en ambas fotos son hembras ya que el macho tiene la garganta blanca en vez de anaranjada.

El colaespina de Temminck hace más vida de roedor selvático que de pájaro, pero es que se ha especializado en alimentarse de los bichos que se encuentran en la capa superficial del humus, no sobre la hojarasca, aunque seguro que tampoco le hace ascos a esos. Su forma de buscar sustento es tan concienzuda como original: despeja el suelo de objetos grandes (palos, piedras…) mediante vigorosas patadas laterales al estilo de Karate Kid, luego quita la hojarasca con las patas y el pico y finalmente rasca el humus con un movimiento adelante-atrás, también hecho con las patas. Como resultado, pone al descubierto muchos artrópodos y gusanos que pensaban estar a salvo allí. Y se los zampa.

Esa dura cola, similar a la de los pícidos (pájaros carpinteros), le sirve de soporte. Cuando ha terminado, queda un círculo de tierra removida que delata su trabajo.

Es un ave sedentaria y la pareja permanece unida durante todo el año, defendiendo el territorio ante otros competidores de la misma especie. Pero, a la hora de criar, el macho se desentiende del asunto hasta que los pollos salen del nido: solo entonces ayuda a la hembra a alimentarlos. Parece que aquí hay preferencias y cada adulto da de comer mayoritariamente a determinado/s pollo/s. Antes de eso la hembra – sin ayuda del conyugue – hubo de fabricar un nido terrestre en forma de cúpula cerrada con hojarasca, palitos, musgo, etc, incubar los huevos y encargarse de alimentar a los pollos hasta que salen del nido. No me preguntéis porqué; “hay más cosas en el cielo y el la tierra, Horacio, de las que sospecha tu filosofía“ (William Shakespeare, Hamlet, Acto 1, escena 5).

Clasificado como “no globalmente amenazado”, el colaespina de Temminck es común en el norte de su distribución pero escasea progresivamente hacia el sur. Puede vivir en pequeños parches boscosos que tengan, como mínimo, una hectárea de superficie. Aunque la destrucción del hábitat es su mayor amenaza, por lo visto se adapta a la vegetación foránea.

Hembra de colaespina de Temminck en el Lamington NP (Brisbane-Australia 3-11-2017). Foto de Salva Solé.

 

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Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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