Colimbo chico: el esnob
Calabria petita - Gavia stellata (Red-throated Diver)

De los tres colimbos que pueden considerarse regulares en Catalunya, este es el más escaso. A pesar de que su plumaje invernal es gris oscuro y blanco como el de los otros dos – el colimbo ártico y el colimbo grande – se le distingue incluso de lejos porque suele llevar el pico algo levantado: un gesto de suficiencia que los otros rara vez practican, pues lo llevan paralelo al agua.

He aquí otra especie rabiosamente norteña cuya área de distribución planetaria abarca todo el círculo polar ártico, incluyendo islas gélidas como la de Ellesmere (Canadá) y Franz Josef (Rusia), así que con frecuencia tiene por vecino al gavión hiperbóreo. Pero, durante la época de cría no depende del mar y puede nidificar a cientos de kilómetros tierra adentro, junto a lagos de la tundra y del bosque boreal de coníferas (taiga). Solo en invierno se convierte en un ave eminentemente litoral presente en la mayoría de costas de clima templado del hemisferio norte, aunque en Asia baja hasta las aguas territoriales de Taiwan, que es una isla tropical.

En Catalunya, entre diciembre y marzo, cada año se ve algún que otro ejemplar frente a playas y estuarios.

De punta de pico a punta de cola, mide entre 53 y 69 cm. Aunque en promedio los machos tienden a ser algo mayores y más pesados que las hembras, ambos sexos presentan el mismo aspecto (ausencia de dimorfismo sexual). El colimbo chico es el más esbelto y ligero de los colimbos si bien, en cuanto a longitud pico-a-cola, sus medidas se solapan con las del colimbo ártico y el colimbo del Pacífico.

En el mundo hay 5 especies de colimbos que conforman la familia Gaviidae, todos del género Gavia. Al ordenarlos taxonómicamente se les ha ubicado entre los pingüinos y los rabijuncos, pero tampoco es que estén demasiado relacionados genéticamente con ellos. Por ejemplo, son incapaces de caminar: solo pueden avanzar en seco si se tumban sobre el vientre y empujan con los pies, como si nadasen, igual que hacen las pardelas. Por eso sus nidos siempre están en el suelo y a menos de un metro del agua. Es lógico que nunca nidifiquen a orillas del mar ya que el nido quedaría a merced de las olas. Tampoco crían a la vera de ríos que pueda sufrir crecidas. Y más vale que el lago elegido tenga siempre el mismo nivel… ¡Vaya estrés con el agua! Sin embargo, en la tundra existen decenas de miles de charcas y lagunas (a veces enormes) de nivel muy estable formadas por el deshielo invernal. Pocas de ellas tienen alimento suficiente, pero hay dónde elegir y tampoco les cuesta volar un rato largo para ir a pescar al mar. Conseguí una imagen de ese ecosistema en Alaska, volando entre Anchorage y Utqiaġvik:

 

Típico hábitat del colimbo chico en tundra encharcada (imagen tomada en el vuelo entre Anchorage y Utqiaġvik, Alaska 13-6-2008). Foto de Salva Solé.

El colimbo chico es un buceador que se alimenta sobre todo de peces que captura persiguiéndolos bajo el agua. Pero tampoco le hace ascos a los moluscos, los crustáceos y otros invertebrados acuáticos, incluidas las sanguijuelas. Si ingiere materia vegetal es de forma indirecta, por ejemplo, algas que puedan haber en el estómago de los peces.

No se le considerado globalmente amenazado aunque, en EE.UU. podría acabar en el listado de especies amenazadas si no se toman medidas de protección. Eso ya pasó en el Mar Báltico donde se le considera “críticamente amenazado”. O “amenazado”, a secas, en Finlandia y “particularmente protegido” en Alemania.

Las estimas de población mundial oscilan entre los 200.000 y las 600.000 ejemplares, con entre el 80% y el 90% en Eurasia y solo entre el 7% y el 20% en Norteamérica. No es, pues, una especie escasa y su área de distribución resulta enorme pero, al igual que tantísimas otras aves, sufre varios factores de mortalidad de origen humano. Los principales serían los productos tóxicos, como pesticidas y contaminantes diversos, el petróleo que, como a cualquier otra ave marina, le afecta cuando hay vertidos, la muerte en redes de pesca y trampas para peces y – por supuesto – la degradación del hábitat. En Europa se evaluó que es especialmente vulnerable a los parques eólicos. Y no sigo para no deprimir. Pero recordemos que la mayoría de colimbos chicos crían en enclaves remotos de la tundra y de la taiga donde quedan libres de nuestra presencia. Por ahora, la mayoría de riesgos los afrontan en invierno, cuando se acercan a las costas más pobladas.

 

Colimbo chico (Nome – Alaska 10-6-2008). foto de Salva Solé.

Birds of the World

 

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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