Cotorra argentina: una historia dramática
Cotorreta de pit gris - Myiopsitta monachus (Monk Parakeet)

Especies como esta delatan nuestra estupidez; os contaré una historia al respecto. Hace muchos años, cuando la Rambla de Barcelona era el lugar con sabor local que la hizo famosa hasta el extremo de morir de éxito, una de sus singularidades eran las tiendas de venta de animales. Tanto allí como en otros locales se empezó a ofertar, entre muchas otras víctimas, la cotorra argentina. De 1.985 a 1.989, se exportaron desde Argentina 82.442 aves y en 1.993 salieron del país 24.000 ejemplares. Era un bicho exótico, resistente y fácil de alimentar. Quizás uno de los loros menos caros, aunque más que los periquitos, ya muy vistos. Lo que mucha gente no sabía es que esta cotorra chilla como una posesa.

Y así, por defender los tímpanos y la paz mental, tuvieron lugar las primeras liberaciones, inevitables escapes aparte.

En aquellos tiempos, SEO/BirdLife llevaba décadas estudiando ecología pues ya se hablaba de ella en ciertos ámbitos académicos. Pero para el 99% de la población del estado español era desconocida o, a lo sumo, entendida como una chaladura de los hippies. Por eso no culparía del todo a quienes importaron cotorras, boas y demás; nuestra sociedad ignoraba las consecuencias de esa práctica y si sonó alguna voz de advertencia, ni se oyó. Sin embargo, cuando los toques de alerta empezaron a difundirse y se tuvo constancia oficial de los problemas causados por las especies introducidas – de eso hace como veinte años – pasamos al siguiente grado de estupidez; no hacer nada al respecto. Es verdad que se acabó prohibiendo la importación y posesión de ésta y muchas otras mascotas, pero la medida llegó muy tarde y, aparte de eso, los ayuntamientos y otros organismos competentes (o sea, incompetentes pero con capacidad para tomar cartas en el asunto) dejaron que la invasión de especies exóticas se agravase porque de esa manera se ahorraban un dinerillo. Y así amaneció el día en que leemos que Madrid eleva de cien mil euros a tres millones la partida para sacrificar a once mil cotorras (El País 12/2/20). O sea, que, por no actuar en su momento:

  1. Se tiene que multiplicar por 30 esa partida de gasto público.
  2. Se necesita sacrificar muchas más cotorras que, por ejemplo, hace quince años, cuando el marrón ya estaba sobre la mesa pero el animalico todavía no se había reproducido tanto.

Primero por una ignorancia quizás disculpable y luego por inexcusable desidia, hemos llegado a una situación donde ambas soluciones – dejar que las cotorras sigan extendiéndose o hacerles una escabechina – sean nefastas. Se me ocurre que la esterilización masiva se habrá descartado porque ese método se lleva a cabo con comida tratada que también esterilizaría a varias especies autóctonas. No soy ningún experto en el tema pero puedo ver los dilemas; matar a las cotorras, que solo hacen vida de cotorra, adaptándose al medio como cualquier organismo vivo, es matar a inocentes y eso ha de pesarnos en la conciencia. Dejar que, por no matar a unos inocentes, salgan perjudicadas varias otras especies inocentes de aves autóctonas, es como vestir a un santo desnudando a ocho. La cosa tiene más bemoles pero solo quería mover a reflexión. Tras este lamentable inicio, paso a ceñirme al esquema tradicional.

Distribución

Centrándonos en la que ha llegado a ser una de las aves más conocidas en muchas de nuestras ciudades, imposibles de pasar por alto (al contrario de lo que sucede con los gorriones, por ejemplo) diré que, en efecto, esta cotorra viene de Argentina donde ocupa ecosistemas abiertos con diversos tipos de arbolado, zonas agrícolas, matorral seco, palmerales, parques y jardines. Se la encuentra desde Península Valdés, ya en la Patagonia, hasta el extremo norte de Argentina, aunque evitando el oeste andino porque su límite de altitud son los 1000 m.s.n.m. También vive en Uruguay, Paraguay, punta sur de Brasil y este de Bolivia. Ha sido introducida por todas partes; E.E.U.U., Europa desde las islas Canarias hasta Bélgica, Israel, Puerto Rico, Chile, Venezuela…

Morfología y conducta

De punta de pico a punta de cola mide 28 o 29 cm y no se describen rasgos externos que permitan distinguir a los machos de las hembras, aunque quizás eso sí sea posible mediante biometría (en mano). Son de tod@s conocidos sus grandes nidos comunitarios. En ellos viven, durante todo el año, no solo varias parejas (en cámaras separadas) si no también algunos individuos no reproductores. La cotorra argentina se ríe de nuestra arquitectura urbana ya que inventaron el edificio de apartamentos mucho antes que nosotr@s.

Originariamente se alimenta de semillas de hierba y de árboles diversos, fruta, bayas, brotes, flores e insectos. Pero también se ha aficionado al maíz, sorgo, trigo y otros cereales, semillas de girasol, melocotones, peras y cítricos. En varias zonas del planeta su multiplicación es un problema para la agricultura.

Cotorra argentina (Ciutadella 22-3-2016). Foto de Salva Solé.
Cotorra argentina (Ciutadella 22-3-2016). Foto de Salva Solé.

Las aves de la A a la Z SEO Birdlife
Servidor d’Informació Ornitològica de Catalunya
The Handbook of the Birds of the World

 

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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