Grulla común: epítome de la elegancia
Grua - Grus grus (Common Crane)
Con una longitud máxima de 120 cm de punta de pico a punta de cola y 2 m de envergadura alar, estas esbeltas aves, epítome de la elegancia, llaman la atención. Pertenecen a la familia Gruidae, compuesta por quince especies, varias de ellas en peligro de extinción. Las hay (por ahora…) en todos los continentes excepto en Sudamérica y la Antártida.
La grulla común se puede ver en España durante seis meses al año pues las primeras llegan en octubre y las últimas se marchan a finales de marzo. Hay una famosa concentración anual en la laguna de Gallocanta, al SO de la provincia de Zaragoza. Allí se reúnen entre 18.000 y 40.000 individuos de los entre 75.000 y 82.000 que acoge la península ibérica: la mitad de la población europea, nada menos.
Machos y hembras presentan el mismo aspecto aunque ellas son, de media, más pequeñas que ellos y a estos pertenecen las medidas citadas al principio del artículo. El peso máximo es de 6,1 kg. Los jóvenes tienen el cuello gris, sin diseño negro, y la cabeza de color beis, sin parche rojo.
Con buen criterio nutricional, la grulla común lleva una dieta de base vegetal acompañada con materia animal: raíces, tubérculos, brotes, tallos, hojas, bayas y semillas. Pero también lombrices, caracoles, artrópodos, ranas, serpientes, lagartos, peces y roedores. Los búfalos se los deja al mosquitero bilistado.
Nidifica en lagunas someras tanto esteparias como forestales (taiga). En Europa se ha adaptado a humedales pequeños, artificiales y/o restaurados. Durante el invierno frecuenta pastos, arrozales, terrenos agrícolas y dehesas. Pero siempre necesita tener cerca algún humedal donde pernoctar a salvo de sus presuntos (en su mayoría ya extintos o muy diezmados) depredadores, de ahí la afición que sienten por Gallocanta.
En Catalunya la vemos durante los pasos de migración, más fácilmente en el post-nupcial (otoño) que en el pre-nupcial (primavera) y muy pocos ejemplares se quedan a invernar. En vuelo puede aparecer sobre casi cualquier zona pero hace pausas en entornos adecuados del Delta de l’Ebre y sus alrededores, Baix Camp, sur de Lleida, Baix Llobregat y Alt Empordà. Rara vez se ven más de unas cuantas decenas. Su potente trompeteo, que emite con frecuencia durante el vuelo, nos impulsa a mirar al cielo y allí las vemos, volando en la típica formación en “V”.
Por tamaño y sonoridad, cuando no por número y, desde luego, por belleza, la grulla común se ríe de la discreción: no nos extrañe que goce de mayor atención institucional – en España y Europa – que muchas otras especies, lo que se traduce en acciones de protección. Como resultado, hace algunos años que su invernada en España se mantiene estable.
Durante la época de cría, se distribuye desde Noruega y el NE de Alemania hasta el tercio oriental de Rusia, teniendo como límite sur el norte de Kirguistán, el delta del Danubio y el este de Turquía. El centro y oeste de Turquía acoge la mayor población residente de esta especie, que tiene un segundo enclave permanente, mucho menor (26 a 32 parejas en el 2015) en el este de Inglaterra.
Las poblaciones invernales procedentes de Europa se concentran en puntos de la península ibérica (unos pocos en Francia), el norte de Marruecos, Argelia y Túnez, Egipto, Sudán, Sudán del Sur y Etiopía. Las del centro y este de Rusia, Kazajistán y Mongolia vuelan a Iraq, algunas zonas de la India, SE de China, este de Myanmar, norte de Laos y de Vietnam.
Durante el siglo XIX y principios del XX dejó de reproducirse en muchos países de Europa, hecho que está bien documentado: en 1880 en Italia, en 1885 en Austria, en 1952 en Hungría, en 1954 en España y en 1965 en Grecia. Y ya no ha vuelto ha hacerlo. Sin embargo, las medidas de protección adoptadas a partir del último tercio del siglo XX han conseguido que su número se vaya incrementando y, de seguir así, es esta una especie con futuro.
Las aves de la A a la Z SEO Birdlife
Servidor d’Informació Ornitològica de Catalunya
Birds of the World