Mosquitero musical: ¿quién anda por ahí?
Mosquiter de passa – Phylloscopus trochilus (Willow Warbler)
El mosquitero musical es un clásico migrante transahariano que pasa el invierno, como muy al norte, en Gambia, el sur de Mali y Etiopía. Los más viajeros llegan hasta la Ciudad de El Cabo, en el extremo SO de Sudáfrica. Durante la primavera se extienden por el centro y el norte de Eurasia. Cría de forma muy escasa y localizada en Asturias y el País Vasco que serían los enclaves más meridionales donde se reproduce. Pero lo suyo es toda la inmensa extensión que va de Irlanda al extremo oriental de Rusia, hasta por encima y más allá de la península de Kamchatka. Está ausente como reproductor en Mongolia y China. En el ártico, solo evita la tundra más septentrional de Rusia.
Los ejemplares que pasan el verano en la punta este de Siberia recorren, como mínimo, 13.000 kilómetros hasta el norte de Etiopía.
Es probable que cubran distancias superiores a los 15.000 para alcanzar otros enclaves de África ¡dos veces al año! A fe mía que, para un ave que mide, a lo sumo, 12,5 cm de punta de pico a punta de cola y pesa, como máximo, 14 gr, esa es una proeza digna de monumento. Más aun si tenemos en cuenta que su “combustible” son huevos, larvas y adultos de insectos; efímeras, caballitos del diablo, moscas, chinches, crisopas, polillas, moscas… Y en menor medida frutillas tales como moras, frambuesas y grosellas.
En todos los phylloscopus, machos y hembras presentan idéntico aspecto (ausencia de dimorfismo sexual). El mosquitero musical nidifica en bosques caducifolios y mixtos. Le gustan los abedules, los alisos y los sauces. En la tundra se conforma con matorrales (abedul enano, por ejemplo) y, en los páramos – como los de Escocia – con el brezo.
En segundo puesto tras el mosquitero común (Mosquiter comú) que ya he sacado a bailar en “Conócelas”, el mosquitero musical es el más frecuente en Catalunya, aunque solo durante los pasos migratorios; de marzo a mayo y de mediados de septiembre a mediados de noviembre. Puesto que durante las épocas de migración también está presente el mosquitero común, hay que fijarse para ver la diferencia.
El rasgo más fiable del mosquitero musical es la longitud de las plumas primarias que son al menos un tercio más largas que las del mosquitero común.
Por lo demás, los ejemplares típicos tienen las patas anaranjadas (grises o negras en el mosquitero común) un tono amarillo (no ocre claro) en la cara y la ceja, vientre bastante blanquito y dorso más gris verdoso que ocráceo. Entre mayo y septiembre, el mosquitero papialbo (Mosquiter pàl·lid), migrante que sí que cría en Catalunya, es el otro mosquitero presente y, en muchos sitios, resulta más fácil de hallar que el común; se le identifica por un suave toque de amarillo en el ala, ceja ausente o débil y partes inferiores muy claras, desde la garganta hasta la cola.
Pero, volviendo al mosquitero musical, entre que pueden costar de ver detalles y matices y que hay ejemplares muy claritos, sin casi amarillo más que en la ceja y/o con patas oscuras, la identificación de los mosquiteros requiere práctica. Eso sí, si cantan, no hay confusión posible entre el “chip-chap-chap-chip” del mosquitero común, el bonito arabesco sonoro del mosquitero musical – que por algo se llama así – y el breve trino del mosquitero papialbo.
Los jóvenes del mosquitero musical, solo presentes en la migración otoñal (véase la foto de cabecera), pueden ser muy amarillos; entonces hay que evitar confundirlos con los zarceros políglotas (Bosqueta vulgar) cuya cabeza triangular – frente inclinada y pico largo – es bastante distinta. Y no entraremos en el tema del muy escaso mosquitero silbador (Mosquiter xiulaire) o el terriblemente problemático mosquitero ibérico (Mosquiter ibèric); el musical, junto con la mayoría de los mosquiteros, se ríe de nuestros esfuerzos por identificarlos; Telita, tela…