Pecholuna brasileño: embajador del cerrado brasileño
Pit de lluna del Brasil - Melanopareia torquata (Collared Crescentchest)
El cerrado brasileño es un ecosistema único: sabana tropical sobre la que caen entre 800 y 2000 mm de lluvia al año. Es raro que, bajo el clima tropical, no crezca la selva si no la sabana, con altas plantas herbáceas, grandes matorrales y árboles bajos y dispersos. O agrupados en espesos bosquetes. La extensión originaria del cerrado ha sufrido una gran reducción ya que es fácil de convertir en terreno agrícola y ganadero. Lo cual implica una tragedia porque alberga muchos endemismos: reptiles, anfibios, plantas, invertebrados y, en efecto, también aves.
He escogido al pecholuna brasileño como “embajador” del cerrado por su elegante plumaje. Presenta bajas densidades de población y aunque su área de distribución abarque el centro-este de Brasil – un respetable territorio – no es nada fácil de ver. Por eso solo conseguí esta foto (la de cabecera), pues, además, suele vivir oculto en la vegetación y ya fue mucha suerte que, tras largo rato acechándolo, pudiesemos ver algo más que la cabeza. Debido a la gran extensión que todavía conserva el cerrado, se la considera una especie no globalmente amenazada. Pero lo cierto es que cada año se roturan y queman muchas hectáreas de ese ecosistema, empequeñeciéndolo y fragmentándolo.
La familia de paseriformes Melanopariidae solo cuenta con cuatro especies – cuatro pecholunas – que se distribuyen entre el extremo sur de Ecuador y el norte de Argentina. Sus parientes más cercanos son los hormigueritos (Thamnophilidae). ¿Que no te suenan? Nada tiene de extraño: la biodiversidad neotropical (Centro y Sudamérica) es apabullante y rebosa de familias inexistentes en Europa.
Machos y hembras del pecholuna brasileño presentan idéntico aspecto. De punta de pico a punta de cola mide 14,5 cm; 5 mm más que nuestra curruca capirotada (tallarol de casquet).
Dentro del cerrado (que tiene muchas variaciones) prefiere los sectores de terreno rocoso, no demasiado húmedo pero cálido, con poca hierba, arbustos bajos y árboles de corta talla, en especial de los géneros Celastraceae y Cluisiaceae.
Es un ave tan poco estudiada: se le supone insectívoro, pero su dieta todavía no ha sido descrita. Esto sucede con muchas especies del neotrópico, aunque en eso se va progresando lentamente.
