Picamaderos robusto: el americano del sureste
Campephilus robustus (Robust Woodpecker)
En toda la península ibérica contamos con siete especies de pícidos (pájaros carpinteros); una ínfima parte de las 254 que pueblan el planeta. El género Campephilus está compuesto por doce especies, todas ellas americanas (norte, centro y sur) de las cuales dos están muy probablemente extintas. Los picamaderos Campephilus son grandotes, aunque no tanto como nuestro picamaderos negro (Picot negre). El picamaderos robusto mide un máximo de 37 cm de punta de pico a punta de cola. Y no, no es particularmente robusto; apellidos como ese a veces responden a 5 mm más en alguna medida biométrica que no se aprecia a simple vista.
Su área de distribución abarca el sureste de Brasil (aunque no llega a Porto Alegre), la provincia de Misiones y el NE de la de Corrientes en Argentina y el SE de Paraguay.
Habita la selva húmeda y el bosque de araucarias. Soporta los entornos forestales intervenidos por el ser humano mientras deje suficientes árboles grandes, que no es lo que suele suceder. Está presente entre el nivel del mar y los 2.200 m.s.n.m. No es abundante pero se le considera relativamente común en diversas zonas protegidas, parques nacionales, reservas naturales, etc…
Parece que su dieta está centrada en los escarabajos y sus larvas, larvas que perforan la madera durante años, así que este ave es un buen control de plagas. De vez en cuando también consume bayas.
La diferencia de aspecto entre sexos radica en el plumaje de la cabeza; el macho saluda desde la foto de cabecera y la hembra desde la foto de abajo. Ambas imágenes están tomadas en el sureste de Brasil.
Como tantas especies neotropicales (es decir, de Centro y Sudamérica) todavía está poco estudiado y faltan datos sobre su ciclo vital pero, por lo que se sabe, tamborilea sobre madera muerta a modo de reclamo para advertir a los machos y atraer a las hembras y excava sus nidos a golpe de pico, generando cavidades que luego aprovecharán otras aves y mamíferos. Con una conducta tan típica de los carpinteros, podemos considerarlo un tradicionalista que se ríe de las excentricidades.