Curruca rabilarga: la vida tras el incendio
Tallareta cuallarga - Sylvia undata (Dartford Warbler)
Los machos tienen tonos entre teja y granate en pecho y flancos (foto de abajo) mientras que las hembras son algo más pálidas y a veces presentan un matiz pardo en el dorso (foto de cabecera). De punta de pico a punta de cola mide cosa de 12,5 cm pero poco menos de la mitad de esa longitud corresponde a la cola; al igual que le sucede al mito común (Mallerenga cuallarga), sin ella la curruca rabilarga sería una ínfima bolita de plumas tamaño ratón.
La curruca rabilarga frecuenta extensiones de matorral denso (aunque sea bajo) sin árboles o con solo algunos aislados.
Eso, claro está, dentro de su área de distribución que abarca el norte de África (solo desde Marruecos a Túnez), las islas mediterráneas (solo hasta Sicilia), la península ibérica, Francia y el sur de Inglaterra. En ningún país presenta una distribución continua pero en Inglaterra se restringe a parches aislados de hábitats aptos, a menudo cabos costeros y llanuras litorales donde el ganado no ha arrasado con los arbustos. Las estepas cerealistas y cualquier arboleda o bosque denso excluyen a esta especie que, no obstante, es de las que rápidamente se instalan en los terrenos quemados cuando empiezan a rebrotar, pues se ríen del olor a chamusquina.
En Catalunya está bastante extendida pero sus mayores densidades de población las encontramos en las comarcas de l´Alt Empordà (del Cap de Creus hasta Colera), Garraf, la Noguera, Terra alta, Ribera d´Ebre, Priorat, Baix Ebre i Baix Camp. Yo la suelo ver en la carretera que baja al Pla de Gates (zona alta del Cap de Creus). Allí el matorral es denso y extenso y, en abril y mayo, los machos cantan de mañanita, a la vista. También la encuentro, pero solo en invierno (sobre todo en febrero), en un sitio donde, según los mapas del ICO, no aparece; los “erms de la Tancada”, en el hemidelta sur del Delta de l´Ebre, una llanura inundable poblada por salicornia que queda a la derecha de la carretera dels Baladres cuando vas hacia el observatorio de la Tancada desde Riet Vell. A fecha de enero del 2020, tras el temporal “Gloria”, todavía no he podido comprobar si esa zona sigue existiendo, aunque supongo que sí.
Incluso al experto equipo del ICO le cuesta contar un ave tan canija y escondediza; cuando, en 2002 tuvieron que arriesgar cifras, dijeron que no habían ni menos de 40.000 ni menos de 144.000 adultos de curruca rabilarga en Catalunya, así que, a fecha del 2020, quizás esa estima siga siendo válida. Puesto que ocupa zonas descartadas por la agricultura y la ganadería (o protegida de ambas) y se beneficia de los incendios – que nunca faltan – se considera que su estatus de conservación es de preocupación menor. Aunque colonice zonas quemadas y algunas poblaciones bajen de cota para pasar el invierno en lugares con más alimento, esta es una especie típicamente sedentaria.
Su dieta se basa en pequeños artrópodos variados; además de servirse un amplio menú de insectos, come caracoles, milpiés y, sobre todo en invierno, arañas. Fuera de los meses cálidos, las bayas también son una opción.
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