PASEOS POR ÁFRICA – KENYA

INTRODUCCIÓN

No sabía qué título ponerle a estos relatos y, como no tenía muchas ganas de pensar, hice un repaso entre los libros de viaje que tengo y apareció uno, escrito en 1987 por Alberto Moravia, “Passeggiate africane” (el título en italiano es en honor a Sara) y me pareció que era el más apropiado para lo que quería contar.

Recuerdo que cuando era un niño mis padres me llevaron en varias ocasiones a la “Casa de Fieras” y yo me quedaba embobado mirando los leones, los elefantes, los mandriles. Si a esto le unimos la lectura de libros como “Tarzán de los Monos”, “Las minas del rey Salomón” o “Cinco semanas en globo”, en mi imaginación se formó una idea de África como un lugar misterioso, lleno de aventuras y de emociones.

Fotografía Javier Ruiz

Al cabo de unos años, cuando ya tuvimos tele, empecé a ver en los reportajes de la 2. El Serengeti, el cráter del Ngorongoro, el delta del Okavango, Ethosa. Esos lugares, que yo había imaginado unos años antes, se volvieron “reales”.

¿Podría visitarlos alguna vez? Eso se convirtió en uno de mis sueños.

Y de esto trata “Paseos por África”. Cinco paseos por cinco países africanos: Kenya, Tanzania, Namibia, Botswana y Madagascar.


CAPÍTULO I – KENYA

 

Fotografía Javier Ruiz

Y los sueños en ocasiones se convierten en realidad. En 1990 hice mi primera incursión en África oriental y el lugar elegido fue Kenya, que parecía el país más preparado para recibir a un turista inexperto y algo temeroso.

Se inició la ruta en el P.N. Amboselli. El Kilimanjaro, con sus casi 6.000 m de altura y su cumbre nevada, dominaba el paisaje. Aquí empezó la observación de los primeros ñus, que fueron fotografiados con ansiedad; los elefantes pastando en algo similar a un oasis y, cómo atracción especial, la persecución a toda velocidad desde los jeeps, de una pareja de rinocerontes blancos (lo que me hizo pensar que las normas de conservación no eran muy estrictas).

Recuerdo haber pasado una noche en vela en The Ark, observando cómo, a un charco cercano acudían a beber multitud animales: antílopes, elefantes y rinocerontes; también pude observar el acecho de un leopardo, algo inútil como cazador por cierto, porque a mí me pareció que tenía la presa muy fácil y falló. Supongo que yo hubiera sido una pieza mucho más asequible para el felino.

Fotografía Javier Ruiz

Recuerdo también las inmensas llanuras de Masai Mara repletas de gacelas, impalas, cebras y sobre todo ñus. Aquí viví una de esas experiencias casi místicas que ya os conté en otro artículo: el encuentro entre un águila cafre y una cría de impala. Y además descubrí una nueva sensación: cuando el jeep cogía velocidad, levantarme, aguantar como fuese el equilibrio y sacar la cabeza por el techo abierto del vehículo para disfrutar del aire en la cara y del olor a hierba. Y también del polvo del camino, no todo iba a ser perfecto.

O la excursión por el lago Naivasha, a bordo de una barca de madera equipada con un motor parecido al de una batidora, pero a cuyo cargo estaba un experimentado piloto capaz de esquivar a todos los hipopótamos que nos salían al paso.

Llegamos a una isla y allí desembarcamos y nos dejaron a nuestro aire, asegurando que no nos iba a comer nadie. Nuestro placentero paseo fue interrumpido en varias ocasiones por fuertes estruendos producidos por manadas de cebras, jirafas y gacelas que pasaban galopando a nuestro lado como si no estuviésemos allí. Y el lago repleto de pelícanos rosados, flamencos enanos, cormoranes pigmeos, etc.

Fotografía Javier Ruiz

Al atardecer regresamos al alojamiento y, curiosamente, no se veía a nadie; el vigilante nos dijo que un hipopótamo había salido del agua y andaba por allí dándose una vuelta. Una persuasión monetaria convenció al guarda y me llevó a la zona donde el bicho pastaba tranquilamente: el hipopótamo ni se inmuto. Yo pensé que notaría mi presencia por los latidos de mi corazón (solo nos separaban dos metros) pero debía ser algo sordo.

Fotografía Javier Ruiz

Mi etapa keniata fue increíble, pero me supo a poco, y me hice el firme propósito de volver a África.

Nota del autor: La calidad de las fotografías que ilustran este artículo, es bastante baja pero se debe tener en cuenta que en el año 1990 no existía la fotografía digital, por lo tanto son fotos analógicas de hace 30 años que posteriormente se han escaneado.

Fotografía Javier Ruiz
Fotografía Javier Ruiz
Fotografía Javier Ruiz

Javier Ruiz

Ornitólogo, fotógrafo, y viajero. Socio de SEO desde hace más de 25 años y colaborador del Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010.

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