Pingüino saltarrocas: típico peluche
Eudyptes chrysocome (Southern Rockhopper Penguin)

Los pingüinos son inconfundibles. Los de la peli “Madagascar” se cuentan entre los personajes más populares de Pixar y de todo el cine de animación. Me consta que hay quien confunde un flamenco en aguas profundas (no se le ven las patas) con un cisne, pero nadie confunde un pingüino con otro animal. Una vez me preguntaron si los pingüinos son aves o qué. Aves son, pero con vocación de foca o nutria.

Una característica de esta familia – que no todo el mundo conoce – es que admiten huéspedes humanos: despacito y con respeto, puedes entrar en una de sus colonias (con supervisión de la autoridad competente) sentarte allí y casi, casi conversar con ellos. Te miran raro un momento pero luego siguen con lo suyo. O te picotean el objetivo de la cámara por si acaso fuese comestible. Mejor no agacharse demasiado porque pueden hacer lo mismo con tus ojos.

El pingüino saltarrocas mide entre 51 y 62 cm de punta de pico a punta de cola pero, puesto de pie, tiene la forma y el tamaño de un peluche típico. Machos y hembras presentan el mismo aspecto aunque ellos tienden a ser algo más grandes y con el pico más grueso. Al igual que el resto de parientes, es un buceador experto que usa las alas para nadar bajo el agua, manteniendo los pies inmóviles. Así lo hacen también los álcidos (frailecillos, araos – frarets, somorgollaires) pero es exactamente lo contrario de lo que hacen los cormoranes y colimbos (corbs marins i calàbries), aves que solo usan las patas para propulsarse y mantienen las alas pegadas al cuerpo.

Otra adaptación al buceo es el peso: mientras que una garza real (Bernat pescaire), que mide entre 90 y 98 cm de punta de pico a punta de cola y un mínimo de 175 de punta a punta de alas pesa, como mucho, 2.1 kg, los saltarrocas más robustos pesan 3.8 kg aunque, puestos de pie, la cabeza les quedaría a la altura del vientre de la garza real. Claro está que ninguna ardéida pretende sumergirse decenas de metros bajo la superficie del mar ya que prefiere ser apta para volar. Pero los pingüinos renunciaron al vuelo a cambio de pescar mejor y se ríen de la ligereza: de ellos se puede decir que son muy pesados.

El pingüino saltarrocas se alimenta de camarones, calamares y pececillos. Si os fijáis en la foto de cabecera, veréis que tiene el paladar armado de espinas orientadas hacia el interior del gaznate: una ingeniosa solución – alternativa a los dientes – para evitar que las presas se le escapen.

Durante la época de cría, esta especie se concentra en islas del extremo sur de Chile y Argentina, las Falklands, las South Sandwich y las Maquaire (al sur de Nueva Zelanda), todas ellas de clima subantártico.

Pasan seis meses en tierra (época de reproducción) y otros seis meses en el mar, alejándose cientos de kilómetros de las islas donde crían. Como se han especializado en terrenos rocosos, han desarrollado una habilidad inusual en su familia: la capacidad de saltar, sin tomar carrerilla, a una altura que casi dobla su estatura; de ahí el apellido que con tanto esfuerzo se han ganado ¡y eso a pesar de los pesados que son!

Las parejas adultas más sanas y despabiladas se hacen con los “territorios” de cría (menos de un metro cuadrado) cercanos al agua, aunque por sobre el alcance del oleaje de tempestad, lo que puede ser veinte o treinta metros sobre el nivel del mar. Pero las parejas jóvenes y las menos agresivas deben buscarse la vida pendiente arriba. De manera que los saltarrocas de estatus bajo afrontan una larga escalada hasta llegar a lo alto de la colonia, que puede estar muy lejos: de ahí que sean atletas de nacimiento.

El estatus de conservación de este pingüino (como de tantos otros…) esta clasificado de “vulnerable”. Mientras que en 1930 se calculó una población de 2.800.000 ejemplares en las islas Falklands, en 2010 ya solo eran 640.000. Los vertidos de aceite y petróleo le causan mortandad, la sobrepesca reduce sus recursos alimenticios y al cambio climático se le pueden adjudicar al menos dos desastres, uno de ellos puntual; una tormenta fuera de escala que destruyó 14.000 nidos en las Falklands (año 2010). Y el otro es el aumento de la población de lobos marinos (un tipo de foca) que depredan directamente sobre los pingüinos y sus presas. Esos pinnípedos antes se mantenían más al norte pero el calentamiento global los mueve a colonizar áreas meridionales que antes eran excesivamente frías para ellos.

Pingüino saltarrocas (Isla Pingüino-Puerto Deseado-Argentina 25-10-2006). Foto de Salva Solé.
Pingüino saltarrocas (Isla Pingüino-Puerto Deseado-Argentina 25-10-2006). Foto de Salva Solé.

 

Birds of the World

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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