Martineta común: no hay coito sin trabajo
Tinamú crestat elegant - Eudromia elegans (Elegant Crested Tinamou)

Seguro que conoces al martinete común (martinet de nit) pero ¿conoces a la martineta común? Se trata de un tinamú. La familia Tinamidae cuenta con 46 especies de no paseriformes muy terrestres aunque capaces de volar. Carecen de parentesco cercano con las perdices pero son similares a ellas ya que llevan una forma de vida parecida, correteando en el denso sotobosque o entre matorrales. Y volando solo si no queda más remedio. Todos son paticortos, alianchos, relativamente cuellilargos, casi sin cola y con cabezas pequeñas en relación al cuerpo. Habitan diferentes ecosistemas desde México hasta el sur de la Patagonia.

La martineta común mide entre 37,5 y 41 cm lo cual es más que nuestra perdiz roja (perdiu roja) que a lo sumo llega a los 38 cm. Machos y hembras presentan el mismo aspecto. La cresta alcanza los 7,5 cm de longitud.

Habita extensiones de matorral árido, evitando los herbazales y matojales densos y altos, que son la “casa” de otras especies de tinamús. A la martineta común le gusta que haya cobertura vegetal algo más alta que ella pero con suelo despejado entre las matas para poder circular cómodamente. Se mete en terrenos agrícolas y tolera los árboles bajos y dispersos. Su área de distribución es casi exclusivamente argentina, ocupando tres cuartas partes de la longitud de ese país pero estando ausente del extremo norte y del extremo sur. En un punto meridional de su distribución entra unos pocos kilómetros en territorio chileno.

Durante la mayor parte del año, la martineta común se alimenta básicamente de materia vegetal: semillas frutas y hojas, aunque de vez en cuando se zampa algún invertebrado. En verano consume mayor proporción de insectos (por ejemplo, saltamontes).

Los rasgos más chocantes de la martineta común los encontramos en su manera de reproducirse: los machos se hacen con un territorio desde el cual llaman a las hembras y éstas se van de “maching” en grupitos de dos o tres visitando los diversos territorios. Visto el catálogo masculino, copulan con los machos que les gustan. Más tarde volverán a pasar por allí para poner huevos en los nidos de sus churris. Los nidos son depresiones poco profundas situadas bajo el amparo de un arbusto, hechas a base de escarbar con las patas y más decoradas que construidas con plumas, ramitas y/o algo de hierba seca. Tanto los machos como las hembras pueden aportar ese material. Si el caballero estuvo muy solicitado se lo habrá pasado bien pero ahora tendrá hasta 16 huevos que incubar (pertenecientes a varias hembras) y, a su exclusivo cuidado, todos los polluelos que de ellos surjan. Los machos con menos tirón, tendrán menos trabajo. O ninguno. En cautividad se ha constatado que una sola hembra puede poner hasta 40 huevos en los meses de primavera y verano (de septiembre a marzo en le hemisferio austral). Por suerte, los pollos son nidífugos – como los de las perdices y las limícolas – así que a las pocas horas de salir del huevo son capaces de caminar y alimentarse por sí mismos; el macho estará pendiente de que no se pierda ninguno y procurará defenderlos de los depredadores. Aún creciditos y ya plumados, los juveniles permanecerán con el macho y se irán independizando a su ritmo. Aunque antes de la cópula los conyugues celebran una danza de cortejo – ¡qué menos! – no se puede decir que las martinetas comunes formen pareja. El romanticismo al estilo de la martineta ya se ha infiltrado en la sociedad virtual/occidental y tal, pero – al menos en las aves – parece que ese sistema funciona igual de bien que otros más convencionales.

De parte de la gente que vive en las pampas argentinas, padecen cacerías y robo de huevos para consumo. Como tampoco todas las prácticas agrícolas son compatibles con su presencia, se han constatado descensos poblacionales en algunas regiones pero, en base a su extensa área de distribución, la UICN clasifica a la martineta común de “no amenazada”.

Martineta común en Cabo Blanco (Patagonia argentina 24-10-2006). Foto de Salva Solé.

Birds of the World

Salvador Solé

Ornitólogo, fotógrafo, viajero y articulista. Socio de SEO/BirdLife desde 2002, colabora con el Grupo Local SEO Barcelona desde su fundación en 2010 y desde el mismo imparte cursos y charlas, también es guía de excursiones ornitológicas divulgativas.

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