Alondra ricotí: reducto en el Valle del Ebro
Alosa becuda - Chersophilus duponti (Dupont’s Lark)
Solo hay pocas especies de aves reproductoras en Catalunya más escasas que esta: el Chorlito carambolo (Corriol Pit-roig), el aguilucho pálido (Arpella pàl·lida), el Alcaudón chico (Trenca)… La Alondra ricotí contaba con entre 30 y 50 parejas en los años noventa, pero en el 2000 ya solo quedaban entre 10 y 15 y en el 2007 se dio por extinta hasta que en el 2015 recolonizó su tradicional zona de cría. Desde entonces – gracias a la aplicación de medidas de protección en la Timoneda d’Alfés – parece estable, con entre 7 y 9 parejas. La población más cercana a ésta se halla 50 km al oeste, ya en Aragón.
Para toda la península ibérica se le calculan entre 1400 y 1500 parejas o entre 3.700 y 4.000 machos, depende de cómo lo quieras contar. No cría en Portugal ni en las islas Baleares. El 92% de sus efectivos españoles se concentran en el Sistema ibérico – Valle del Ebro. Por desgracia, presenta una tendencia regresiva del 4% anual así que está en grave peligro de extinción: si no se hace nada, de aquí en diez años se habrá perdido el 40% de su población.
Recientemente, SEO/BirdLife compró terrenos para ampliar su área de protección junto al Planerón, así que ¡algo se hace! Pero, fuera de reductos como ese, debido a que depende de estepas llanas con menos del 15% de pendiente, vegetación arbustiva que no sobrepase los 40 cm de altura y que cubra buena parte del suelo, se las ve y se las desea para sobrevivir ya que dicho ecosistema no solo es escaso si no también muy fácil de destruir urbanizándolo, sembrándolo o machacándolo con infraestructuras diversas (autopistas, aeródromos, polígonos industriales…) En consecuencia, el estatus de conservación de la alondra ricotí es “Vulnerable”.
De punta de pico a punta de cola mide entre 17 y 18 cm. Como tantos otros aláudidos, carece de dimorfismo sexual e incluso cuesta distinguir a los jóvenes de los adultos. Es un ave muy terrestre que se desplaza casi siempre correteando por entre las matas y se ríe de ti cuando juegas con ella al escondite (paras tú, claro). Su canto es distintivo y supone la mejor ayuda para intentar verla. Al menos, en época de reproducción, entre febrero y marzo, sube al ápice de los matorrales para cantar. También canta en vuelo de cortejo manteniéndose a entre 100 y 150 m de altura durante hasta 30 minutos. De repente se deja de caer y desaparece en la vegetación.
Se alimenta de insectos y semillas ya que su entorno es muy seco y no puede desperdiciar ningún recurso alimenticio. Como la mayoría de aláudidos, hace el nido en una pequeña depresión del suelo, a la sombra de una mata o sin sombra alguna.
Fuera de España la encontramos a lo largo del África mediterránea pero solo tiene otra población importante en Marruecos, al norte del Atlas. En Argelia, Libia, Túnez y Egipto es muy escasa, cuando no rara.
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