Observar y fotografiar aves
Reflexiones en torno al no siempre sencillo equilibrio entre observación y fotografía
Voy a reflexionar un poco sobre este complejo tema aunque sé que mis reflexiones serán incompletas porque se podría hablar largo y tendido del asunto.
Desde hace un tiempo a la observación y escucha de cantos de aves se ha sumado la fotografía de aves. Muchos aficionados hemos empezado solo observando y escuchando para pasar con el tiempo también a fotografiar. La fotografía de aves no cabe duda de que es un buen complemento para el aficionado ya que nos puede ayudar a identificar o a documentar y enriquecer los textos con esas fotografías, y también es verdad que entusiasma a mucha gente sobre todo si tienes un mínimo equipo fotográfico. Con el tiempo puedes ir completando un archivo interesante de fotos con el que puedes disfrutar y que puedes compartir con los demás como aficionado. Incluso hay personas que van a los observatorios de aves solo a fotografiar como una afición más y hasta se puede dar el caso de que muchas de esas personas no tengan unos mínimos conocimientos de ornitología, aunque igualmente contribuyen a la difusión de esta afición tan desconocida para la mayoría. Por otro lado, seguramente que hay muchos expertos ornitólogos que también utilizan la fotografía de aves como una buena herramienta de identificación, aunque quizás la mejor herramienta de identificación donde no llegan los prismáticos o la cámara sea el telescopio.
Pero la fotografía de aves no debería desvirtuar la finalidad de esta afición por las aves que es sobre todo observar y escuchar como forma de conocimiento de las aves y su hábitat con el objeto de su protección y por supuesto nuestro enriquecimiento personal.
A cuántos aficionados que también practicamos la fotografía no nos ha pasado que al llevar la cámara colgada junto con los prismáticos, priorizamos antes la foto que la observación, como una suerte de obsesión por no perder la oportunidad de fotografiar. Es verdad que hay aves que son difíciles de observar por lo que aún más de fotografiar, pero muchas veces el resultado es que ni hacemos una foto en condiciones ni observamos al ave en cuestión. Por supuesto que la combinación de observación y fotografía tiene su grado de emoción e incluso podemos decir que hemos podido fotografiar a un pajarito concreto por llevar la cámara a mano, pero por experiencia puedo decir que al final siempre acabamos priorizando la fotografía y los prismáticos solo los utilizamos para ver de qué pajarito o ave se trata para a continuación fotografiar.
Ante este dilema y para no desvirtuar esta afición, y sin ánimo de ofrecer ninguna receta mágica ya que cada uno puede hacer lo que le convenga, pienso que antes de salir deberíamos tener claro si vamos a ir a observar o a fotografiar. Desde luego que podemos hacer salidas con el único fin de fotografiar; aún así, creo que la mayoría de salidas deberíamos dedicarlas a observar y no perder detalles sin llevar la cámara, o bien como posible solución evitar llevar la cámara colgada para no tener ese impulso de coger primero la cámara. Una buena opción sería llevar la cámara en la mochila y usarla solo si se presta la ocasión. Creo que no deberíamos obsesionarnos tanto con la fotografía y pensar que si no llevamos la cámara colgada o a mano podemos perder muchas oportunidades de hacer buenas fotos sobre todo a las aves más difíciles de ver. Además, si todas las salidas las convertimos en salidas fotográficas olvidando la observación podemos desvirtuar el tema hasta el punto de que si no hacemos ninguna buena foto nos frustramos o pensamos que la salida no ha valido la pena. Esto difícilmente puede pasar cuando salimos solo a observar ya que por pocas aves que veamos, la observación con los prismáticos es siempre enriquecedora.
También hay que decir que existe un poco la fiebre de conseguir ver y fotografiar aves que nunca hemos visto, entrando en una especie de coleccionismo de aves y de nuevos avistamientos que además hay que confirmar o demostrar con la correspondiente fotografía. Es como si la simple observación por placer ya no fuera suficiente para el ornitólogo aficionado y se haya encontrado en la fotografía de aves esa cosa excitante o ese aliciente que revitalice esta afición. Efectivamente esto sería así si no fuera porque si solo nos dedicamos a la fotografía, dejamos de lado la observación y la ampliación de conocimientos. A todos nos gusta ver aves que nunca hemos visto e incluso hacemos salidas a otras zonas lejanas para ver esas aves que en nuestro entorno no podemos ver, aunque no se trata solo de eso sino también de conocer otros lugares y otros hábitats diferentes.
Como aficionado al excursionismo de toda la vida, con el paso de los años he visto cómo ha ido cambiando el concepto de la montaña con la irrupción de las carreras de montaña o la práctica de la bicicleta de montaña que por desgracia desvirtúa el disfrutar de la naturaleza por ir a comerse la montaña a base de retos personales, sin olvidar el negocio que hay detrás. Quizá es pronto para pronosticar lo que pueda pasar con la ornitología, pero creo que no debemos perder de vista el verdadero sentido de esta afición porque si no puede llegar el día en que nos encontremos en un observatorio de aves donde la mayoría de personas estén practicando la fotografía de aves y los que preferimos observar seamos una minoría que nos podamos sentir incluso fuera de lugar.
Como conclusión, aunque la fotografía de aves hay que reconocer que es un buen complemento, yo recomendaría priorizar la observación y la escucha de cantos y usar la cámara solo de manera puntual, combinándolo con algunas salidas que sean expresamente solo para fotografiar; quizá así no nos empobreceremos como aficionados y amantes de las aves.
Las preguntas ¿qué hacemos mientras observamos aves? ¿qué hacemos después de mirar a los pájaros? ¿y antes? están ahí, planteadas, no hace mucho Sandoval, un ornitólogo gallego, ha publicado un excelente libro de memorias personales “¿Para qué sirven las aves?” (editado en Tundra y que os recomiendo con entusiasmo) donde se hace otro tipo de preguntas, del tipo ¿por qué y para qué hago esto?, sin embargo las preguntas que plantea José Luis son de otra índole ya que intentan razonar el transcurso de la experiencia, estoy aquí, hay un pájaro ¿y ahora?, bien, José Luis me nos ha pedido nuestra opinión y se la voy a dar. Creo que da igual, que la experiencia, llena o vacía, es suficiente en sí misma. Siempre he pensado que una anciana dando de comer a los gorriones en un parque es suficiente, que es en ese ahí donde yo quiero estar. Gracias por el artículo.
Hola Salva,gracias por tus comentarios como experimentado ornitólogo que eres.Me parece muy interesante todo lo que comentas.A ver si alguien más se anima a dar su opinión sobre el tema y así nos enriquecemos más los unos a los otros.
Un tema muy interesante y complejo, digno de unas jornadas de debate. Quisiera añadir como reflexión, que todo sucede en la cabeza de cada cual. Hay quien pierde algo al fotografiar y quien gana algo al hacerlo, quien se centra en una sola forma de acercarse a las aves (algunos, casi solo el canto, otros, solo disfrutan si anillan) sin sentir que se pierden nada de su interés al no hacerlo de otro modo. A mí me pasa que ya casi no hago fotos en las salidas porque no me vale la pena repetir imágenes que ya tengo, tras tantos años de raca, raca… Sin embargo, antes disparaba más y tanto antes como ahora soy incapaz de no hacer la lista completa de todas las aves que se me cruzan, junto a notas sobre sus plumajes, los enclaves donde las observo y el número de ejemplares vistos. El ser humano tienen límites pero, antes de llegar a ellos, le queda mucho campo. No conozco a dos personas que tengan la misma relación con el trípode “anotación/observación/fotografía”. Hay quien disfruta viendo siempre las mismas especies y le quedan lejos del corazón el resto de las restantes 10.700. Otros, si ya han visto un bicho, perdió todo su interés. La especialización, que es necesaria para el disfrute de algunas mentes, resulta destructiva para otras. Y así hasta donde quieras. Claro que el modo en que cada cual practica lo que practica lo siente como “EL MODO”, pero está claro que cada cual es un mundo, también respecto a este tema que tan acertadamente has sacado a relucir con tu artículo, José Luis. No quiero decir – ni mucho menos – que simpatice por igual con todos los estilos, pero lo que sí me ha quedado claro, tras 19 años de ver pajarer@s, es que cada un@ se las apaña para disfrutar de las aves según su caráter y singularidades particulares. Y nadie agradece un consejo que le lleve para otro lado.