Reportaje de la salida a Araós-Bonaigua 2019
Sábado 15 de junio
Esta salida empieza en la riera de Rialp a eso de las 11,45 h. Allí pudimos observar un joven de mirlo acuático europeo, la “especie estrella” del sitio. Tampoco faltó a la cita la lavandera cascadeña y la prospección de esa zona tuvo como co-starring un milano real volando bajo para lucirse en varias ocasiones.
Fue notorio que, en cosa de una hora, registrásemos nada menos que 18 especies de aves en la riera de Rialb y su entorno inmediato.
A las 13,50 h. llegamos al albergue de Arestuí y comimos de lo traíamos de casa en el jardín, antes de declarar tiempo libre para dejar pasar las primeras horas de la tarde al gusto de cada cual, desde la siesta al paseo.
A las 16,30 h Nos trasladábamos al observatorio de la orilla occidental del embalse de la Torrassa desde donde realmente divisamos muy pocos pájaros, ánade azulón aparte. Los machos de esta especie mostraron todos los plumajes de transición de su repertorio.
Luego fuimos a pasear al Bosc del Gerdar, lugar tan hermoso como parco en aves. Allí divisamos los primeros ejemplares de verderón serrano de la salida y el único zorzal común. De vuelta paramos de nuevo en la Torrasa y añadimos la culebrera europea, que voló sobre los montes de enfrente.
A las 20,00h regresábamos al albergue de Arestuí bajo la plácida mirada de un avión roquero que nos observaba desde una viga alta.
Media hora después empezábamos a trasegar la macro-cena que se sirve aquí. A eso de las 22,30 h estábamos por dormir pues nos esperaba el madrugón que permitiría aprovechar el día siguiente.
Domingo 16 de junio
Está comprobado que, en esta salida, la mañana del domingo se pasa sin sentir así que es prioritario levantarse muy pronto si se desea disponer de horas suficientes. Desde el albergue pudimos contemplar una nutrida manada de gamos en la ladera de enfrente. Y a las 6,35h. atacábamos el desayuno. Sobre las 7,15h nos poníamos en marcha. Bajando hacia la carretera principal saltaron tres corzos que se ocultaron rápidamente. Ya subiendo desde Araós, también vimos una liebre cerca de la carretera. La visita al Bosc de Virós tuvo su primera parada en las Bordes de Virós. Caminamos al oeste de la fuente, por el gran prado donde todavía se mantiene un huerto montano, quizás de patatas. El enclave resultó muy tacaño y aprovechamos el poco movimiento aviar para hacernos la foto de grupo.
Luego subimos a pie por la pista un corto trecho, obteniendo el primer alcaudón dorsirrojo de la jornada y el único bisbita arbóreo de la excursión.
Después realizamos otra pausa más arriba, en las Bordes de Buiró. Los zorzales charlos huían a distancias inverosímiles, de manera que nadie los pudo disfrutar. A cambio, un abejero europeo sobrevoló las laderas boscosas sin prisas, aunque lejos.
La última parada de este recorrido tiene lugar en el refugio del Gall Fer. Allí, un pinzón vulgar macho se desgañitaba posado en la punta de un pino seco, poniéndole banda sonora al lugar.
Una vez más, observamos los verderones serranos que llevan generaciones viviendo en ese enclave. A base de buscar, logramos divisar un solitario macho de piquituerto común que, al menos, se dejó contemplar un buen rato a través de los telescopios. Desde allí emprendimos ruta directa al Port de la Bonaigua, trayecto que dura cosa de media hora, pero que siempre vale la pena.
En la Mare de Deu de les Ares hicimos la primera parada de esa ascensión y caminamos vallecillo herboso arriba para localizar el escribano cerillo (un macho cantor) y los segundos alcaudones dorsirrojos de hoy.
Dos quebrantahuesos hicieron acto de presencia y uno de ellos se detuvo para que, aunque muy lejos, lo pudiéramos ver posado.
El segundo paseo lo llevamos a cabo en la zona rocosa de más arriba donde observamos sin problemas varias marmotas, collalbas grises y el valioso roquero rojo. La bandada de chova piquirroja, que en esta época del año ronda por allí, también se dejó ver.
Llegamos a lo alto del Port de la Bonaigua y, entre las vigas del alero del edificio de piedra que lo preside, pudimos ver una hembra de colirrojo tizón incubando en su nido, a 2.074 m de altitud. Por último bajamos a comer al picnic de la Torrassa (orilla oriental) desde donde iniciaríamos el regreso a Barcelona.
Esta vez padecimos cinco ausencias, unas más sorprendentes y/o dolorosas que otras; picamaderos negro, mosquitero papialbo, mirlo capiblanco, bisbita alpino y chova piquigualda pero la cantidad de especies fue digna y el paisaje de estos entornos nunca defrauda. Además, tuvimos un tiempo muy soleado y con buenas temperaturas. A poco que podamos, el año que viene volveremos a prospectar esta zona tan espectacular y entrañable.
A continuación, tienes los listados de las aves detectadas en esta salida. Que conste que nadie vio ni oyó todas las especies citadas; es la suma de lo aportado entre tod@s.
PDF lista de observaciones – Excel lista de observaciones